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Cuidarte o controlarte: El lado oculto de la Salud pública

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Cuando la Verdad se Somete a la Ideología. ¿Estamos Todos Siendo Programados? ¿Tus decisiones son realmente tuyas?

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Doctora Natalia Prego Cancelo
jun 25, 2025
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Cuidarte o controlarte: El lado oculto de la Salud pública
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Dra. Natalia Prego Cancelo. [Suscríbete aquí para recibir mis artículos]. (https://nataliaprego.substack.com/subscribe)

Durante la era covid, el análisis de datos científicos se volvió rehén de las ideologías políticas. Lo que debería haber sido un diálogo riguroso y honesto sobre evidencia, se convirtió en una batalla entre bandos: mascarillas, vacunas, confinamientos... cada medida terminó asociada con una afiliación política, y no con un resultado clínico verificable.

“No sé cómo la gente puede seguir defendiendo estas posiciones”, afirma con desconcierto el Dr. Joseph Ladapo, director de Salud Pública del estado de Florida.

El Dr. Ladapo menciona el ejemplo de los ensayos clínicos aleatorizados sobre el uso de mascarillas, que, según él, muestran poco o ningún beneficio. Aun así, hubo y sigue habiendo una adhesión casi religiosa a su uso, especialmente en ciertos sectores progresistas. “Es como una locura”. Por cierto que en 2020, ante 18 tribunales superiores de justicia de España, fui perito contra la medida obligatoria del uso de mascarillas. Mis peritajes fueron admitidos y declarados pertinentes, pero acabaron en un cajón de sastre….

La locura no radica en el uso mismo de la mascarilla, sino en la imposibilidad de discutir sus beneficios o limitaciones sin que la conversación se torne ideológica.

Este fenómeno –la fusión tóxica entre política y ciencia– tiene consecuencias devastadoras.

Durante la emergencia sanitaria global, la política contaminó la objetividad científica. Se promovieron estudios y políticas con conclusiones predeterminadas; se desestimaron investigaciones válidas por provenir de fuentes "no alineadas"; y se censuró cualquier cuestionamiento disidente, por muy científico que fuera y de alta calidad, es decir no por su falta de rigor, sino por su falta de conveniencia política.

El resultado fue una pérdida de confianza en las instituciones sanitarias, especialmente entre los sectores que vieron con claridad las contradicciones, omisiones y manipulaciones. Cuando la ciencia se transforma en propaganda, no solo se degrada como disciplina, sino que socava su rol como guía para decisiones racionales.

Propaganda sanitaria y derechos humanos

Lo más alarmante es cómo esta politización derivó en restricciones A Derechos Humanos Fundamentales. Bajo la bandera de la salud pública, se justificaban medidas desproporcionadas: cierres forzosos, vigilancia digital, discriminación por estatus “vacunal”, censura informativa, y en muchos casos, persecución de médicos y científicos que nos apartábamos de la narrativa oficial.

La propaganda disfrazada de salud pública convirtió la obediencia ciega en virtud, y el cuestionamiento razonado en sospecha de “anticiencia”. Se destruía el debate científico, que debería haber sido plural, dinámico y adaptativo.

El legado: una advertencia

La era covid ha dejado un legado preocupante: un modelo en el que la política instrumentaliza la ciencia para imponer agendas ideológicas, y donde el ciudadano informado y crítico es percibido como amenaza.

Como señalamos muchos, en el video arriba el Dr. Ladapo, debemos volver a mirar los datos con honestidad. La ciencia real no necesita uniformidad de pensamiento, sino confrontación de ideas. Y la salud pública no debe ser utilizada como escudo para el control social.

Reivindicar una ciencia libre de sesgos políticos es hoy, más que nunca, una urgencia democrática y una condición para proteger la salud y los derechos humanos en el siglo XXI.

Cuando la ciencia se deforma el riesgo de convertir la salud en herramienta de control está servido

«Ingrediente de esclavitud», dije en mi conferencia en Vigo ( véase el video debajo) al referirme a ciertas políticas sanitarias aplicadas en los últimos años. Aunque la expresión puede parecer tajante, refleja una preocupación legítima y urgente: el uso de la salud pública como instrumento de dominio social, emocional e incluso espiritual. Lo que en principio debía cuidar la vida, terminó —en muchos casos— sofocando la libertad.

Desde una óptica holística, me alineo con la crítica del Dr. Joseph Ladapo, director de Salud Pública en Florida, quien también ha cuestionado abiertamente la forma en que la ciencia fue manipulada durante la pandemia. Ambos denunciamos una peligrosa convergencia: la política tomando la ciencia como rehén para imponer ideologías, ignorando datos objetivos o desechando voces disidentes.

El problema fue la gestión

“La inseguridad ha sido el aspecto principal” de los últimos años. La incertidumbre, el miedo, la desconfianza planificada crean un caldo de cultivo perfecto para la obediencia masiva. Se instauró una cultura de sumisión bajo la apariencia de responsabilidad cívica. El confinamiento, la vacunación obligatoria, la censura de canales alternativos de información y el aislamiento de los críticos construyen un modelo sanitario autoritario disfrazado de ciencia.

Ambos, desde posiciones distintas pero convergentes, somo muchos los médicos que insistimos en lo mismo: se impusieron medidas sin el debido respaldo científico, y cuando la ciencia no acompañaba al poder, era descartada o ridiculizada.

La emoción como núcleo de la enfermedad

El ser humano “siente antes que pensar o hacer”. Esta verdad biológica fue explotada por la propaganda. El miedo, constante, ha sido el primer virus social. Los medios, gobiernos y organismos internacionales repetían mensajes catastrofistas, anulan la reflexión crítica, y desempoderan emocionalmente a la población.

Este desequilibrio emocional es el verdadero caldo de cultivo para múltiples enfermedades. No solo las mentales. La ciencia ya ha demostrado cómo el estrés crónico, la ansiedad y la desesperanza afectan directamente al sistema inmunológico. ¿Ha sido esto parte del debate sanitario dominante? No. Porque aceptar que el pánico enferma habría puesto en entredicho la estrategia oficial.

La confianza como medicina

«La vida es maravillosa si se vive desde la confianza». Este no es solo un mensaje espiritual, sino político y sanitario. Un pueblo confiado es un pueblo sano. Un ciudadano que siente que tiene control sobre su cuerpo, sus decisiones y su destino, se cuida mejor que aquel que obedece bajo amenaza.

Medicos pro la Verdad en todo el mundo estamos exigiendo una ciencia honesta, plural, no subordinada al miedo ni a la ideología. Lo que hemos visto h asido todo lo contrario: exclusión, censura, persecución de médicos y ciudadanos por no seguir una narrativa única.

El uso de la salud como herramienta de control social no es nuevo, pero lo vivido recientemente ha sido excepcional. Se suspendieron derechos fundamentales —libertad de movimiento, de reunión, de expresión— sin un debate jurídico, ético o médico proporcional al daño. Se arrasó con principios constitucionales y se normalizó la vigilancia. Esto es una forma de esclavitud moderna: una esclavitud emocional, mental, biomédica.

Cuando la ciencia se pliega a la política, deja de ser ciencia; cuando la salud se convierte en excusa, deja de proteger la vida.

La única salida posible es la vuelta a la verdad, a la confianza, al respeto por la diversidad científica y al restablecimiento de los derechos humanos. La salud pública no puede ser una herramienta de sumisión. Debe ser una expresión de libertad, dignidad y respeto.

  • Las emociones son el origen de muchas enfermedades. Desde que nacemos, sentimos antes de pensar o actuar. Por tanto, el equilibrio emocional es clave para una vida sana. (véase entrevista en el Faro de Vigo: “Salud mental contra las dolencias psicosomáticas” 2012. https://www.farodevigo.es/arousa/2012/11/10/salud-mental-dolencias-psicosomaticas-17583423.html ).

  • En los últimos años se instaló un estado de miedo constante, que debilitó psicológica y físicamente a la población. La inseguridad ha sido un instrumento de control.

  • Confinamiento y medidas restrictivas como formas de esclavitud
    Ciertas políticas sanitarias se convirtieron en herramientas de sometimiento, no de protección. Podríamos decir que existe un "ingrediente de esclavitud" en esas medidas.

  • La confianza y la fe en la vida son claves para la salud. El miedo, por el contrario, enferma.

  • Debemos inspirar y fortalecer a otros desde el pensamiento libre, la serenidad interior y la autonomía, especialmente frente al bombardeo de mensajes negativos.

  • Instrumentalización perversa de la salud pública
    Desde el inicio de la era covid se utilizaron instrumentos técnicos, políticos y comunicacionales para manipular a la población, y en muchas ocasiones sin basarse en datos objetivos, sometiendo a la población a medidas sobre las que existían multitud de lagunas de conocimiento.

  • · Los niños y la población vulnerable fueron los más afectados
    Muchos niños y personas sensibles sufrieron las consecuencias del miedo inducido y las medidas restrictivas, con impactos neuronales y emocionales importantes.

  • El derecho a la información libre y veraz fue suprimido
    Es criticable que se haya bloqueado el acceso a información alternativa y se haya ridiculizado o censurado a quienes ofrecíamos otros puntos de vista.

  • Urgencia de recuperar la libertad y la dignidad humana
    La salida no está en seguir normas ciegamente, sino en recuperar la confianza, la libertad interior y el respeto por los derechos humanos fundamentales.

    La Dra Natalia Prego en la conferencia titulada “EL MIEDO: INSTRUMENTO DE SOMETIMIENTO” que puede verse en: https://rumble.com/embed/v15fzfr/?pub=8ysrc

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