Desmitificando la investigación científica. Los ECA y los desafíos en la Investigación de Vacunas. Más Allá de los Estándares Convencionales
Explorando los factores que contribuyen al 80% de falsedad en el contexto de la inmunización
En el mundo de la investigación ya son muchos años en los que existe una resistencia a la narrativa oficial sobre las vacunas, planteando preguntas absolutamente necesarias sobre la integridad de los estudios y la influencia de la industria farmacéutica.
La diversidad en la respuesta humana a intervenciones médicas dificulta la obtención de conclusiones definitivas.
En la cima de la jerarquía, los estudios controlados aleatorios ECA, según la Medicina Basada en Evidencia, son costosos y difíciles de realizar.
Loa ECA son un diseño experimental en el cual los participantes son asignados aleatoriamente a grupos de tratamiento y control. Este enfoque busca eliminar sesgos y garantizar que los grupos sean comparables, permitiendo así evaluar con mayor precisión los efectos de una intervención. En teoría, esta metodología debería proporcionar resultados más confiables y generalizables.
Los ECA están considerados como el pilar fundamental de la evidencia, y la herramienta principal para evaluar la eficacia y seguridad de los fármacos, incluidas las vacunas. Sin embargo, este “gold estándar” no está exento de controversias y desafíos que impactan sobre su aplicación y credibilidad, especialmente en el contexto de la investigación sobre vacunas.
Cuando se aplica a estudios de vacunas, la premisa de los ECA convencionales se tambalea. La ética de exponer a un grupo de personas al riesgo potencial de una enfermedad al no administrarles una vacuna, especialmente cuando se considera que las vacunas son consideradas seguras y efectivas, (premisa de la que se parte que podría ser totalmente falaz), plantea dilemas éticos insuperables. Esta situación ha llevado a la adopción de diseños de estudio alternativos y al argumento de que los ECA convencionales no son éticos en el contexto de las vacunas.
La falacia del razonamiento circular, como el de la pescadilla que se muerde la cola, se manifiesta cuando la industria farmacéutica argumenta que no es ético tener un grupo de control no vacunado porque las vacunas son seguras y efectivas. Esta lógica circular presupone la conclusión que busca demostrar, debilitando la base misma de la evidencia científica sólida. Así, la falta de ECA convencionales en el ámbito de las vacunas plantea interrogantes sobre la solidez de la evidencia en la que se basan las afirmaciones de seguridad y eficacia.
La industria farmacéutica, cuando argumenta que sería inapropiado tener un grupo de control no vacunado, deja de lado el método científico con una falacia del razonamiento circular, que asume como cierta la premisa que intenta demostrar. Deja a los estudios sin una base sólida y sus resultados en entredicho.
Estudios financiados por la industria farmacéutica, incluso con conflictos de intereses financieros, tienden a sesgar los resultados a favor del financiador.
Además, la manipulación de los ECA por parte de la industria farmacéutica agrega una capa adicional de escepticismo. La selección sesgada de participantes, la exclusión de aquellos con condiciones subyacentes que podrían aumentar el riesgo de efectos secundarios y otros trucos para favorecer los resultados deseados son prácticas que socavan la integridad de estos estudios.
En el ámbito de la investigación de vacunas, la falta de ECA convencionales y la susceptibilidad a manipulaciones plantean un desafío significativo para obtener resultados fiables y objetivos.
La imposibilidad de realizar revisiones sistemáticas convencionales sobre la literatura general de vacunas se hace evidente. La censura extrema en universidades, la falta de ECA convencionales y la contaminación generalizada de estudios por conflictos de intereses financieros crean un panorama donde la verdad queda sofocada y los estudios críticos son excluidos de la discusión académica.
John Ioannidis, un epidemiólogo y profesor de medicina reconocido a nivel mundial, ha desempeñado un papel importantísimo a lo largo de su carrera al arrojar luz sobre las limitaciones y desafíos fundamentales en la investigación científica. Ioannidis es médico y científico en la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford. Ha realizado contribuciones en medicina basada en evidencia epidemiológica, ciencia de datos e investigación clínica. Además, ha sido pionero en el campo de la meta-investigación.
Su artículo «Por qué los hallazgos de investigación más publicados son falsos» es el documento más descargado de la historia de PubMed. Ioannidis ha demostrado que gran parte de la investigación publicada no cumple con buenos estándares científicos de evidencia. Sus contribuciones han llevado a una mayor conciencia sobre la consistencia, la confiabilidad y la validez de los estudios científicos, incluyendo los ECA.
Uno de los conceptos clave que Ioannidis ha explorado es el problema de la falsificación de resultados en la investigación. Ha señalado que las presiones para obtener resultados positivos, la competencia por la financiación y la publicación, y la búsqueda de reconocimiento académico a menudo conducen a prácticas que socavan la integridad de los estudios científicos.
Entre otros, Ioannidis señala los siguientes puntos que entran en contradicción con las narrativas oficiales sobre vacunas covid:
Presiones Competitivas y Financieras: La competencia por financiamiento y reconocimiento académico puede incentivar la presentación de resultados positivos para asegurar el respaldo económico y la visibilidad en la comunidad científica.
Publicación Selectiva: La tendencia a publicar principalmente resultados significativos, dejando de lado estudios con hallazgos negativos o no concluyentes, crea un sesgo en la literatura científica.
Conflicto de Intereses: La influencia de la financiación de la industria en la investigación científica puede introducir sesgos significativos, ya que los intereses económicos pueden eclipsar la objetividad científica.
Falta de Consistencia en la reproducibilidad: Muchos estudios no son replicables debido a la falta de transparencia en la metodología y la presentación selectiva de resultados, contribuyendo a la propagación de información no confiable.
Presión por Resultados Positivos: La cultura académica favorece los resultados positivos, lo que puede llevar a prácticas cuestionables, como ajustar análisis para obtener conclusiones más favorables.
En el contexto de los ECA, estas presiones pueden manifestarse de diversas maneras. La exclusión selectiva de resultados, la manipulación de los criterios de inclusión y exclusión, y la presentación sesgada de los hallazgos son prácticas que distorsionan la imagen real de la eficacia y seguridad de una intervención, como en el caso de los estudios de vacunas.
Estos motivos subrayan la importancia de abordar el riesgo de sesgo y falta de objetividad. Los conflictos de intereses y la presión por resultados positivos pueden afectar la credibilidad de la investigación, incluidos los ensayos controlados aleatorios en el ámbito de las vacunas, lo que destaca la necesidad de un escrutinio crítico y una mayor transparencia en esta área.
Las herramientas teóricas como la revisión sistemática y el metanálisis se enfrentan a la manipulación de la industria farmacéutica y la extrema censura en la investigación de los daños de las vacunas.
La censura extrema y la falta de ensayos controlados no vacunados plantean obstáculos. Además, los conflictos de intereses financieros en estudios respaldados por la industria farmacéutica generan escepticismo sobre su validez.
Fuentes alternativas y estudios que a menudo son censurados brindan una visión más completa y desafiante de la narrativa oficial.
La mayoría de médicos, en su afán de ganarse la vida, se ven atrapados en un dilema. Hablar abiertamente sobre los riesgos potenciales de las vacunas puede resultar en la pérdida de empleo y la revocación de certificaciones, inhabilitaciones, expedientes sancionadores, multas, etc.
La auto-conservación se convierte en una fuerza motriz que lleva a los profesionales de la salud a mentir a sus pacientes, perpetuando así la narrativa oficial y silenciando la disidencia.
En última instancia, la mordaza impuesta a los médicos, la censura en la investigación y la falta de transparencia en los estudios respaldados por la industria contribuyen a la continuación indefinida de prácticas que pueden tener y tienen consecuencias negativas para la salud pública.
En un mundo donde la verdad queda eclipsada por intereses económicos, la disidencia debe erigirse como una voz valiente que busca desvelar la realidad detrás de las vacunas, invitando a la reflexión y la transparencia en la práctica médica.
La auto-conservación y el temor a represalias profesionales mantienen a los médicos en silencio, ignorando la verdad incómoda y perpetuando prácticas discutibles en la industria de la salud.
Por mucho que infiltren una quinta columna en la disidencia, la falta de debate, la censura, la demonización de quienes en ciencia pretendan cuestionar, va a contribuir al crecimiento de la disidencia en la comunidad científica y a la necesidad de explorar otras vías para comprender la verdad detrás de las vacunas.
Referencias:
“Why Most Published Research Findings Are False” https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1182327/