El cártel de la ciencia: cómo el consenso falso hundió la salud pública
La prensa y el colapso ético ante la pandemia. Cómo el debate fue silenciado en nombre de un poder totalitario.
En el apogeo de la crisis sanitaria más trascendental de nuestra era, una elite de burócratas científicos monopolizó la narrativa y asfixió el espíritu crítico.
Jay Bhattacharya, durante toda la era covid ha estado desnudando con lucidez el colapso ético que vivimos; faro de la disidencia científica y defensor de la libertad intelectual, y ahora elegido como nuevo director del Centro de Salud Nacional en Estados Unidos (NIH). En sus incisivas reflexiones, denuncia cómo un puñado de "pseudo guardianes" de la ciencia impusieron una ilusión de consenso, aplaudida sin cuestionamientos por una prensa amaestrada y sometida.
La supuesta unanimidad científica en torno a los confinamientos, una de las medidas covid de consecuencias devastadoras, no era más que una falacia meticulosamente construida. Bhattacharya jamás ha titubeado en resaltar que los pilares del método científico, la diversidad de perspectivas y el debate honesto, estaban siendo suprimidos en favor de un discurso polarizado y único, destinado a justificar políticas totalitarias. ¿Cómo se logra imponer una estrategia que hunde en la pobreza a millones y anula derechos fundamentales? Creando una narrativa única que transforme a la duda razonable en un enemigo público.
El clamor de millones de disidentes en todo el mundo, entre ellos miles de firmantes de la Great Barrington Declaration, fue silenciado porque su propia existencia era un problema político, que no científico. Mientras la medicina basada en la evidencia y todo tipo de certezas claras y manifiestas clamaban por enfoques más centrados en enfoques humanos, las más altas torres de la burocracia se blindaban en su doctrina, pero todos sabemos que “torres más altas han caído”. La historia juzgará, pero las lecciones deben aprenderse hoy: la ciencia ha declarado que no puede seguir siendo rehén del poder, y la prensa no puede abdicar su rol como denunciadora tras sus averiguaciones y delatora de operaciones ilegítimas del discurso oficial.
Jay Bhattacharya recapitula y nos advierte que las cicatrices de estas decisiones no desaparecerán pronto. Las miserias causadas por los cierres indiscriminados persisten, especialmente en los más vulnerables. Pero, sus palabras llaman a todos a la acción: hay que reconquistar la ciencia como un espacio de pluralidad y verdad. Así, el "cártel" que destruyó tanto en nombre de la salud pública no triunfará de nuevo.