El sistema de información de vacunaciones (SIVAIN): del cuidado al control absoluto
El nuevo evangelio sanitario: la fe en el estado y el desprecio a la libertad
La Máquina de la Obediencia: Vacunación, Datos y el Secuestro del Consentimiento
El 4 de octubre de 2024 terminaba el plazo de audiencia e información pública es decir finalización de la admisión de aportaciones (alegaciones) del proyecto del Real Decreto sobre el Sistema de Información de Vacunaciones (SIVAIN), promovido por el Ministerio de Sanidad español, que quiere crear una base de datos centralizada de vacunaciones a nivel nacional. Con la excusa de "mejorar la trazabilidad", nos encontramos ante un sistema abre la puerta a la vigilancia masiva de datos personales sin unas garantías potentes para la privacidad.
La era covid abrió un camino con los carnets de vacunación hacia una nueva burocracia contemporánea, revestida de retórica sanitaria, bajo el manto de una bondad pública disfraza un control cada vez más asfixiante. Incluso hubo quien llegó a decir: “La libertad es vacunar y vacunar”... El Sistema de Información de Vacunaciones, ahora conocido como SIVAIN, nos los presentan como un paso más hacia la "eficiencia" estatal, pero ni siquiera hace amagos de ocultar su verdadera cara: un despliegue de medios tecnocráticos sin precedentes que vigila, clasifica y extrae datos personales. La ciencia, que conocemos como un campo sembrado por la duda y el debate, la intentan convertir en nuevo dogma. Las dudas razonables son ahora sustituidas por una especie de imperativo categórico según el cual se debe obedecer en nombre de una salud colectiva que nunca consulta al individuo, ni tiene en cuenta las condiciones particulares, como vimos en los vacunódromos o las vacunaciones masivas ahora en colegios. La narrativa oficial desarrollas esta iniciativa envuelta en un halo de eficiencia sanitaria, pero la realidad es que el uso de datos sensibles plantea riesgos de largo alcance de control social, erosión del consentimiento informado y vulneraciones constitucionalmente protegidas del derecho a la intimidad.
La propia propuesta establece que tanto administraciones públicas como entidades privadas podrían tener acceso a información personal sobre vacunaciones, lo que deja vacío de contenido el concepto de confidencialidad médica. En nombre de la habilidad de los sistemas para operar intercambiando información, de usar la información intercambiada y la correspondiente investigación, se pretende permitir que datos de millones de ciudadanos circulen entre entidades, con evidentes carencias en lo que se refiere a menciones sobre límites de su uso, salvo vagas referencias a la "anonimización". Un concepto que la experiencia demuestra que es insuficiente en la protección de nuestras identidades individuales frente a usos alternativos o secundarios y terceros no previstos inicialmente.
Este proyecto no es ni más ni menos que una centralización del control general sanitario con el desconocimiento al que pretenden acostumbrar a la sociedad de las particularidades individuales, reduciendo a los ciudadanos a números dentro de una gran maquinaria tecnocrática. Los promotores dicen que la finalidad es mejorar los programas de vacunación, pero la falta total de transparencia en el uso de los datos plantea múltiples cuestiones sobre su verdadero propósito. El consentimiento informado pasa a ser solo un detalle secundario en este proyecto, los planes de vacunación no tienen en cuenta el consentimiento informado, lo que en sí mismo debilita absolutamente el derecho fundamental a decidir sobre nuestro propio cuerpo.
El empeño del gobierno por gestionar de forma masiva la salud pública olvida que la vacunación es, y debe ser, un acto libre y personal, no una obligación social impuesta a través de coerción encubierta. Iniciativas como el SIVAIN, que dan cobertura a la presunta autoridad de la OMS y los indudables intereses de Big Pharma, son el primer paso hacia una era donde la salud pública y el control se confunden mediante el despliegue de todo un conjunto de tecnologías, prácticas, estrategias y racionalidades políticas que tienen como objetivo el gobierno de la vida al más puro estilo Foucault, relegando los derechos individuales a un segundo plano.
Esta distopía sanitaria no es neutral. La narrativa oficial, en su afán por protegernos de nosotros mismos, se arroga el derecho de borrar los matices, quiere despojarnos de nuestra capacidad de decidir. Los datos de vacunación, íntimos, personales, los transforman en mercancía para las grandes farmacéuticas y gobiernos, en nombre de una seguridad abstracta y de un bien común que únicamente se somete al despliegue sin medida de propaganda pagada en los principales medios. Es paradójico que quieran convencernos de que somos más libres cuanto más controlado esté nuestro cuerpo, como si la vigilancia constante fuera un requisito ineludible en una especie de un nuevo despotismo ilustrado.
(Agradecimientos al Dr. Luis de Benito por su labor educativa).
Los doctores Juan Gérvas y Enrique Benito han expresado públicamente preocupaciones médicas sobre la eficacia y necesidad de campañas de vacunación masiva contra la gripe en niños en colegios.
. La gripe en niños suele ser leve y las vacunas pueden no ser efectivas en esa población, es cuestionable la efectividad de las vacunas, que puede variar sobre las vacunaciones masivas contra la gripe en niños en colegios según la temporada y el tipo de virus circulante,.
cuestiona la ética de vacunar sin el consentimiento informado adecuado.
La administración masiva en escuelas podría llevar a efectos adversos no adecuadamente monitoreados.
¿Cómo se ha evaluado la importancia de evaluar cuidadosamente los beneficios y riesgos antes de implementar tales programas a gran escala?
El discurso sanitario no deja lugar para la duda. No se trata de ciencia, sino de fe, en que una vorágine de datos masivos centralizados será la panacea, la salvación de todos los males. Una especie malabares normativos que reta a cualquier ética racional, y se construye una narrativa donde lo que antes era inviolable, es decir, los peligros inherentes al traspaso de esos datos a entidades privadas, se convierte en un simple engranaje de la máquina estatal.
Desde siempre los poderosos han envuelto su prepotencia autoritaria en palabras seductoras: bienestar, seguridad, progreso. El problema no radica en la búsqueda de bien común, sino en la forma en que se instrumentaliza y articula, en cómo se reduce al individuo a una pieza más en el engranaje del mecanismo.
No es difícil imaginar cómo estas normativas se aplicarán de manera contradictoria y fraudulenta, cuando invocan la protección de la salud para justificar cualquier atropello legal, pero cuando nos levantamos y reclamamos el derecho a la autonomía, somos silenciados, cuando no censurados en nombre de esa misma salud. Lo que es un derecho, una elección personal, lo convierten en una obligación disfrazada. Aquí es donde todos deberían reconocer el fraude, cuando las normas legales buscan su amparo en textos jurídicos que supuestamente protegen al ciudadano, pero que en su aplicación resultan ser un verdadero despropósito al resto del ordenamiento jurídico. Tal como lo vimos durante la era Covid, con declaraciones de inconstitucionalidad y miles de atropellos de largo alcance a los derechos fundamentales.
Intentan que olvidemos que en un tiempo no tan lejano las normas sanitarias respetaban las libertades individuales.
La bioética en medicina, es pura, exige pleno respeto por la dignidad humana, por la autonomía del individuo, por el principio fundamental de que nadie debe ser objeto de manipulación o control sin su pleno consentimiento informado. A día de hoy, el Estado, con la complicidad de Big Pharma, moldea nuestras vidas en función de sus intereses. Lo que debería ser un espacio de reflexión y debate, lo convierten en una lucha contra cualquier tipo de disidencia, a la que tratan como una amenaza, en lugar de tratarla como una forma legítima de defensa de la libertad.
Nos encontramos ante una sociedad que ha confundido la seguridad con el control, la salud con la vigilancia, y el bienestar con la sumisión. En esta ocasión no ofrecen la reducción del ser humano a un simple expediente digital, despojado de su humanidad, porque en su forma actual, lo que en realidad proponen no es más que el brazo extendido de sórdidos intereses mucho menos nobles.
REFERENCIAS
https://www.sanidad.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=6513
https://diario16plus.com/actualidad/dr-gervas-dr-benito-lanzan-mensaje-sobre-vacunaciones-masivas-contra-gripe-ninos-en-colegios_502290_102.html
Debajo video del abogado José Ortega.