La Agencia Española de Salud Pública era la puerta de entrada para el tratado de pandemias de la OMS: ¿Agencia de salud o un órgano de control político? El Congreso desmantela la AESAP antes de nacer
De la OMS a la Moncloa: una agencia diseñada para censurar médicos y reforzar la propaganda oficial.
El Congreso de los Diputados rechazó la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP), bloqueando así una agencia que, lejos de fortalecer el sistema sanitario, habría centralizado la atención médica bajo órdenes extranjeras y sin control democrático. La iniciativa, previamente aprobada por el Consejo de Ministros, generó controversia debido a su sumisión a la OMS y las grandes farmacéuticas, organizaciones cuya influencia en las políticas sanitarias globales ha sido objeto de serias críticas. Además, el posible nombramiento de Fernando Simón, un hombre con conocimientos de epidemiología pero sin una especialidad médica reconocida en España, como líder de la AESAP, alertó sobre el carácter político, más que técnico, de la agencia. La AESAP no solo abrió la puerta al modelo sanitario del tratado de pandemias de la OMS, sino que también representó un riesgo de censura para los médicos que cuestionaran sus directrices. La sanidad pública estuvo a punto de convertirse en un sistema de reparto de poder, pero el Congreso frenó la maniobra antes de que pudiera consumarse.
España ha esquivado una bala legislativa. El Congreso de los Diputados ha rechazado la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP), un proyecto que, bajo el pretexto de mejorar la respuesta ante futuras emergencias sanitarias, ocultaba una amenaza real a la independencia de nuestro sistema sanitario. Aprobada en primera instancia por el Consejo de Ministros, la AESAP llegó al Parlamento con la intención de instaurar un modelo sanitario alineado con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los intereses de las grandes farmacéuticas. Su estructura opaca, la falta de controles democráticos y la posibilidad de que Fernando Simón fuera su director, revelaban que la agencia no respondía a criterios científicos, sino a intereses políticos.
La Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP) surgió una vez más como reflejo de las tensiones inherentes entre la ciencia y la política. El Congreso de los Diputados rechazó su creación con 176 votos en contra, a pesar de su apoyo previo en la Comisión de Salud.
Este cambio plantea profundos interrogantes sobre las verdaderas motivaciones y las posibles implicaciones de dicha agencia en el marco institucional de nuestro país.
Pero lo más alarmante no era solo su dirigencia: la AESAP pretendía centralizar la sanidad bajo el paraguas del tratado de pandemias de la OMS, un documento que otorga a este organismo supranacional poderes sin precedentes sobre la gestión de crisis sanitarias, sin que sus directivos tengan que responder ante tribunales nacionales. En otras palabras, España se disponía a ceder parte de su soberanía sanitaria a una entidad con sede en Suiza, cuyos vínculos con la industria farmacéutica han sido objeto de escándalo en múltiples ocasiones.
El Congreso, en un inusual acto de sabiduría institucional, desmanteló la AESAP antes siquiera de su creación. De haber prosperado, habría consolidado una organización diseñada no para proteger la salud pública (pues ya contamos con instrumentos y servicios de calidad para ello), sino para convertirla en una herramienta de control político, censura y sumisión a los intereses globalistas. No se trataba de un avance en sanidad, sino de una puerta abierta a la imposición de políticas dictadas desde fuera. La sanidad en España ha ganado una batalla crucial, pero la guerra por su independencia está lejos de terminar.
La OMS y la Sombra de la Industria Farmacéutica
La AESAP se concibió como un instrumento alineado con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual ha sido criticada por su gestión durante la crisis de la COVID-19, evidenciando una falta de autocrítica y transparencia. El rechazo a la AESAP no es un hecho aislado. Forma parte de un contexto más amplio de escepticismo respecto a las instituciones sanitarias globales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que, en su borrador del tratado sobre la pandemia y las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional, ha mantenido intactos muchos de los errores cometidos durante la crisis de la COVID-19 y busca perpetuarlos y reforzar su sistema de censura, disfrazándolo de lucha contra la desinformación contra médicos y científicos que se atreven a cuestionar el principio más básico de la ciencia: cuestionar la ciencia misma. Países como Estados Unidos han cuestionado su pertenencia a la organización debido a estas deficiencias.
La creciente influencia de la industria farmacéutica en la financiación de la OMS plantea serias dudas sobre la independencia de sus recomendaciones. Las grandes farmacéuticas han sido sancionadas en numerosas ocasiones por prácticas poco éticas, lo que ha erosionado la confianza en sus vínculos con las entidades de salud pública.
Sin embargo, el gobierno español opta por acatar las decisiones de esta organización, ignorando el historial de conflictos de intereses que la rodean.
La OMS y su Conexión con la Industria Farmacéutica
La OMS se ha convertido en una institución cada vez más cuestionada debido a su fuerte dependencia de la financiación privada, en particular de la industria farmacéutica. Es bien sabido que muchos de sus programas y directrices están influenciados por gigantes de la industria, lo que pone en duda la objetividad de sus recomendaciones. Las grandes farmacéuticas, cuyos intereses comerciales a menudo se han solapado con las políticas sanitarias mundiales, han recibido multas millonarias por fraude, manipulación de datos y promoción de tratamientos con graves efectos adversos.
Abundan los ejemplos de estas prácticas: Pfizer ha sido multada por la promoción ilegal de medicamentos, GlaxoSmithKline ha tenido que pagar miles de millones por falsificar resultados clínicos y Johnson & Johnson ha enfrentado condenas por ocultar información sobre los riesgos de sus productos. Si estas mismas empresas financian a la OMS, ¿podemos confiar en que sus recomendaciones benefician exclusivamente a la salud pública? Al alinearse con la OMS sin establecer un marco claro de independencia científica y transparencia en la toma de decisiones, la AESAP corría el riesgo de convertirse en una subsidiaria de estos intereses globales. En lugar de servir como herramienta de protección de la salud, habría sido una estructura burocrática dedicada a amplificar las directivas de una organización que, lejos de ser imparcial, responde a los intereses de quienes la financian.
La propaganda como herramienta de control
La creación de la AESAP también genera inquietud sobre su posible uso como instrumento de propaganda gubernamental. La historia nos enseña que, en tiempos de crisis, los gobiernos pueden utilizar a los organismos oficiales para moldear la narrativa pública, silenciando las voces disidentes y limitando el debate abierto. La censura de médicos y científicos que cuestionan las directrices oficiales es una amenaza real en este contexto. La verdadera ciencia prospera en un entorno de debate y cuestionamiento, no bajo la sombra de la censura y la propaganda.
La ética en la encrucijada
La ética contemporánea nos obliga a reflexionar sobre el equilibrio entre la protección de la salud pública y la preservación de las libertades individuales. La excesiva centralización del poder en organizaciones como la AESAP puede conducir a abusos y a la vulneración de los derechos fundamentales. Es imperativo garantizar que las políticas de salud pública se basen en evidencia científica sólida y no en agendas políticas o intereses corporativos.
Uno de los aspectos más controvertidos del proyecto fue el nombramiento de la dirección de la AESAP. Si bien la ministra de Salud, Mónica García, afirmó reiteradamente que el cargo se asignaría mediante un concurso de méritos y capacidades, se especuló con Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, como el candidato predilecto. Simón, presente en el podio durante los debates, declaró que aún no había decidido si se presentaría y que, de hacerlo, nunca aceptaría un nombramiento directo.
Formación y Trayectoria de Fernando Simón
La trayectoria de Fernando Simón ha sido objeto de escrutinio público, especialmente en relación con su formación académica y experiencia profesional. Tras licenciarse en Medicina por la Universidad de Zaragoza en 1989, Simón no completó el MIR (Método de Intervención Médica Española) ni obtuvo una especialidad médica en España, ya que el MIR no era obligatorio en aquel momento y la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública no existía en el país. Posteriormente, obtuvo un diploma en Epidemiología por la London School of Hygiene & Tropical Medicine, completando un curso de nivel intermedio que no equivale a un máster ni a un doctorado. Su formación en Londres duró dos años (una duración significativamente menor que la requerida para una especialización formal en epidemiología, que requiere varios años de estudio y práctica supervisada). Continuó su formación a través del Programa Europeo de Formación en Epidemiología Intervencionista del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.
Estos cursos tienen reconocimiento internacional, pero no equivalen a una especialización médica formal, que requiere varios años de formación y práctica supervisada. Por ejemplo, algunos programas intensivos de epidemiología pueden completarse en periodos cortos, como el Programa Educativo Europeo en Epidemiología (EEPE), de tres semanas de duración y diseñado para profesionales interesados en epidemiología, sin necesidad de especialización médica previa.
Fernando Simón cuenta con una reconocida trayectoria profesional y formación académica vinculada a la salud pública, pero su formación no puede considerarse una especialización médica formal en epidemiología según los estándares actuales, ni puede equipararse automáticamente a un doctorado o título superior sin una documentación clara.
La trayectoria de Fernando Simón durante la era de la COVID es errática, como en los libros de texto. En sus primeras declaraciones, minimizó el riesgo de la COVID, restando importancia a su gravedad y afirmando que España no se vería afectada. Posteriormente, defendió medidas contradictorias que iban desde la laxitud hasta el totalitarismo en la atención sanitaria, contribuyendo a la desorientación y la desconfianza en las instituciones. ¿Cómo puede alguien responsable de la gestión más errática de una crisis sanitaria en la historia reciente del país aspirar a dirigir un organismo de salud pública? La posibilidad de que AESAP pudiera terminar en manos de una figura tan controvertida refuerza la percepción de que esta organización habría sido simplemente otra "farsa" política, una agencia diseñada para premiar lealtades en lugar de garantizar el sistema de salud sólido e independiente que ya tenemos.
Reformas Legislativas en Salud Pública: Centralización y Restricciones en Debate
El proyecto de ley que buscaba crear la Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP) proponía modificar varios artículos de la Ley General de Salud Pública (Ley 33/2011).
Principales Modificaciones
Artículo 3: Incorporación del principio One Health ("Una sola salud"), para integrar la salud humana, animal y ambiental en las actuaciones de salud pública.
Artículo 12:
Reforzar los sistemas de vigilancia en salud pública.
Implementar sistemas de alerta precoz y respuesta rápida ante amenazas sanitarias nacionales e internacionales.
Artículo 14: Redefinición de las competencias del Ministerio de Sanidad en vigilancia, preparación y respuesta ante amenazas sanitarias, incluyendo la difusión de información sobre equidad y determinantes sociales de la salud.
Estos cambios buscaban actualizar el marco normativo para fortalecer la capacidad del Estado frente a emergencias sanitarias y mejorar la equidad en salud.
La OMS y el peligro del paternalismo global. La propuesta reflejaba directrices del borrador del Tratado de la OMS, que instaba a los Estados a legislar para enfrentar futuros desafíos sanitarios.
Defensa de Derechos Humanos y Libertades Públicas
La Constitución Española consagra derechos fundamentales como la integridad física y moral (artículo 15) y la protección de la salud (artículo 43), pero también enfatiza que cualquier medida debe superar criterios de proporcionalidad, idoneidad y necesidad.
En este contexto, cualquier regulación sanitaria debe garantizar que no se sacrifiquen las libertades individuales ni se imponga un control excesivo a la ciudadanía. Un punto especialmente crítico en la propuesta de la AESAP fue su tendencia a concentrar competencias en un organismo estatal, lo que debilita la descentralización sanitaria en España.
La descentralización en materia sanitaria es un pilar democrático que permite adaptar las políticas a las necesidades locales. Centralizar competencias en un organismo estatal podría haber comprometido este equilibrio, dejando menos margen de adaptación a la realidad específica de cada comunidad autónoma, en favor de políticas generalizadas de un sistema sanitario único, igual para todos, impuestas por la OMS.
Derechos Humanos vs. Derechos Ambientales y Animales
Uno de los aspectos más controvertidos de la legislación propuesta era el tratamiento de los derechos humanos en relación con otros intereses, como la protección del medio ambiente y los derechos de los animales.
En un intento de adoptar el principio One Health, se podría haber llegado a escenarios absurdos:
¿Deben los derechos de los animales o del medio ambiente prevalecer sobre las libertades individuales?
¿Podría justificarse la restricción de derechos humanos en nombre de la protección ambiental o del bienestar animal?
Un exceso de regulación en este sentido podría generar conflictos de difícil resolución, donde la vida humana quedaría subordinada a criterios ambientales o de bienestar animal sin el debido análisis de sus implicaciones éticas y jurídicas.
Cómo estas políticas podrían generar problemas reales
Restricción del consumo de carne por razones medioambientales
Algunas propuestas inspiradas en el principio de Una Sola Salud han exigido reducciones drásticas en el consumo de carne para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Países como los Países Bajos han promovido políticas para reducir la producción ganadera, incluso con sacrificios masivos.
Imponer restricciones a la ganadería puede afectar la seguridad alimentaria de los países y eliminar la autonomía de agricultores y ganaderos.
Muchas comunidades rurales dependen de la ganadería. Reducir su actividad sin alternativas viables destruye empleos y economías locales.
Vacunación masiva de animales salvajes con virus experimentales
El enfoque One Health ha llevado a propuestas de vacunación masiva en animales salvajes para prevenir el salto de enfermedades a humanos, como ocurrió con la rabia o la gripe aviar. Algunas propuestas inspiradas en el principio de Una Sola Salud han exigido reducciones drásticas en el consumo de carne para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Países como los Países Bajos han promovido políticas para reducir la producción ganadera, incluso con sacrificios masivos.
Imponer restricciones a la ganadería puede afectar la seguridad alimentaria de los países y eliminar la autonomía de agricultores y ganaderos.
Muchas comunidades rurales dependen de la ganadería. Reducir su actividad sin alternativas viables destruye empleos y economías locales.
Regulaciones de movilidad y cuarentenas basadas en modelos predictivos
En nombre de la prevención de pandemias, el enfoque «Una Salud» podría justificar restricciones de movilidad para prevenir la propagación de enfermedades zoonóticas antes de que ocurran. En China y Australia ya se han implementado cuarentenas basadas en algoritmos y modelos predictivos.
Restringir la movilidad sin evidencia concreta de enfermedad socava los principios fundamentales de la libertad.
La epidemiología predictiva no es infalible; basarse en estimaciones para restringir derechos es científicamente cuestionable y políticamente desastroso.
Los gobiernos autoritarios (actualmente la gran mayoría en materia de salud) podrían usar estos modelos como excusa para limitar las libertades con el pretexto de la salud pública.
Limitación del Uso de Medicamentos Humanos en Favor de la Salud Animal
Bajo el principio de Una Sola Salud, algunas organizaciones han propuesto limitar el uso de antibióticos en humanos para prevenir la resistencia bacteriana en animales y el medio ambiente.
Priorizar la resistencia bacteriana en el medio ambiente por encima de la necesidad inmediata de tratar a pacientes humanos es éticamente cuestionable.
No se han desarrollado suficientes terapias alternativas que justifiquen la restricción radical de los antibióticos en humanos.
Si bien los ciudadanos han podido restringir los medicamentos esenciales, las industrias agroalimentaria y farmacéutica han seguido lucrando con ellos en otros ámbitos.
Prohibiciones de agricultura tradicional en nombre de la sostenibilidad
En algunos países, las regulaciones basadas en el principio Una Salud han restringido las prácticas agrícolas tradicionales para reducir el impacto ambiental, favoreciendo técnicas como la agricultura sintética o la producción de insectos como fuente de proteínas.
Muchas técnicas tradicionales han garantizado la seguridad alimentaria durante siglos sin generar los problemas ecológicos que se reportan hoy.
Se promueven alternativas industriales (como la carne sintética) sin considerar que podrían estar dominadas por unas pocas empresas con fines de lucro.
Obligar a la población a aceptar nuevos hábitos alimentarios sin permitir un debate abierto viola la libertad de elección.
La Agencia Estatal de Salud Pública: ¿Vigilancia sanitaria o control político?
1. Un organismo innecesario y redundante
El Consejo de Ministros presentó la AESAP como una necesidad urgente en la era de la COVID-19. Sin embargo, España ya cuenta con múltiples agencias de salud pública, como el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y el Instituto de Salud Carlos III. La creación de una nueva estructura burocrática no solo representa un gasto multimillonario, sino que también duplica funciones sin una justificación clara. ¿No sería más eficiente fortalecer y optimizar las agencias existentes en lugar de multiplicar los organismos de supervisión?
2. Un paso más hacia la centralización del poder
Uno de los aspectos más preocupantes de la AESAP es su potencial para convertirse en una herramienta para centralizar las decisiones sanitarias, socavando las competencias de las comunidades autónomas. Este organismo podría imponer políticas sanitarias uniformes sin tener en cuenta las necesidades específicas de cada región. En un país descentralizado como España, esto supone un riesgo para la gestión eficaz y adecuada de la salud pública.
3. ¿Ciencia o política? La sombra del sesgo ideológico
El gobierno ha insistido en que la AESAP sería un "centro de excelencia técnica y científica". Sin embargo, en un contexto de creciente politización de la salud pública, surge la pregunta de si esta agencia sería verdaderamente independiente o estaría sujeta a intereses partidistas. La falta de mecanismos claros que garanticen su autonomía ha generado dudas de antemano sobre su capacidad para actuar con transparencia y sin presiones externas.
4. Un riesgo para las libertades individuales
Uno de los pilares de la AESAP sería la información y comunicación de riesgos para la salud. Esto abre la puerta a una narrativa oficial única sobre salud pública, lo que puede llevar a la censura de voces disidentes o a la imposición de medidas restrictivas sin un debate plural. En los últimos años, hemos visto cómo se han justificado restricciones de derechos en nombre de la salud pública. Esta agencia habría sido una herramienta para reforzar dichas medidas en futuras crisis.
5. El precedente internacional: agencias que terminan controlando más de lo que protegen
Experiencias internacionales muestran que organismos similares han sido utilizados para extender el poder del Estado bajo la apariencia de velar por la salud pública. La Autoridad de Preparación y Respuestas ante Emergencias Sanitarias (HERA) en la UE que se ha caracterizado por su opacidad y su papel como facilitadora de contratos multimillonarios con las grandes farmacéuticas sin una adecuada rendición de cuentas. En lugar de actuar con independencia, ha servido para ejecutar políticas dictadas desde la Comisión Europea sin supervisión democrática efectiva., como demostró el eurodiputado rumano Cristian Theres cuando leía esos ocntratos de vacunas covis llenos de tachones y paginas en negro ilegibles. Asimismo el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control) ECDC han sido criticados por su papel en la gestión centralizada de políticas de salud, muchas veces sin una verdadera rendición de cuentas. La AESAP corría el riesgo de seguir el mismo camino.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han sido objeto de controversia por su evidente sesgo político en la gestión de la pandemia, emitiendo recomendaciones que variaban según las narrativas gubernamentales en lugar de la evidencia científica. La censura de los debates sobre la eficacia de ciertas medidas, el tratamiento obligatorio y la manipulación de datos epidemiológicos erosionaron la confianza en la institución.
Si en países europeos o en Estados Unidos, con una tradición de pesos y contrapesos relativamente fuertes, estas agencias han sucumbido a la politización y a la influencia de intereses económicos, ¿qué garantía había de que la AESAP no siguiera el mismo camino en España?
Un estudio publicado en The BMJ reveló que muchos de los expertos que asesoran a organismos reguladores tienen vínculos financieros con las mismas compañías cuyos productos deben evaluar. En la Agencia Europea del Medicamento (EMA), el porcentaje de expertos con conflictos de interés reconocidos es alarmantemente alto. El artículo, titulado "From FDA to MHRA: are drug regulators for hire?" (Desde la FDA hasta la MHRA: ¿están los reguladores de medicamentos en alquiler?), fue escrito por Maryanne Demasi y publicado el 29 de junio de 2022 en The BMJ (2022;377:o1538). Este artículo analiza los conflictos de interés en agencias reguladoras de medicamentos, como la FDA y la MHRA, señalando que muchos de sus expertos tienen vínculos financieros con la industria farmacéutica.
De la Salud a la Propaganda: El Peligro de la Centralización del Discurso
Uno de los aspectos más preocupantes de la AESAP fue su papel en la “información y comunicación de riesgos para la salud”. En teoría, esto podría interpretarse como una iniciativa para mejorar la educación sanitaria de la población. Sin embargo, en un contexto donde la censura de las opiniones médicas discrepantes se ha convertido en la norma con el pretexto de combatir la desinformación, esta atribución es especialmente peligrosa.
Sabemos que la OMS sigue promoviendo activamente la eliminación de contenido considerado “desinformación” sobre salud, lo que en la práctica ha implicado censurar a médicos, investigadores y científicos que han cuestionado sus directrices. Según se informa, la AESAP operaba bajo la misma lógica, reforzando una narrativa única sobre temas de salud y excluyendo cualquier punto de vista crítico o alternativo.
La verdadera ciencia no es dogmática. La ciencia avanza mediante el debate, el cuestionamiento de hipótesis y la revisión continua de la evidencia. Cuando se establece una única versión oficial de la realidad sanitaria, la ciencia se convierte en ideología y la información en propaganda.
Una falsa solución a un problema real
En lugar de crear nuevos organismos burocráticos con atribuciones difusas, sería más sensato fortalecer los recursos existentes, garantizar una verdadera independencia científica y respetar las competencias autonómicas. La salud pública no puede ser un pretexto para la concentración de poder y la limitación de libertades. Estemos alerta. Porque puede que colorín colorado este cuento no se haya acabado….
REFERENCIAS:
Demasi M. long From FDA to MHRA: are drug regulators for hire? (De la FDA a la MHRA: ¿los reguladores de medicamentos son de alquiler?). BMJ. 2022; 377:O1538. Publicado el 29 de junio de 2022. doi:10.1136/bmj.o1538. https://www.bmj.com/content/377/bmj.o1538.
PROYECTO DE LEY
121/000145 Proyecto de Ley por la que se crea la Agencia Estatal de Salud Pública y se modifica la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública.
https://www.congreso.es/public_oficiales/L15/CONG/BOCG/A/BOCG-15-A-7-3.PDF
ENMIENDAS E ÍNDICE DE ENMIENDAS AL ARTICULADO
121/000007 Proyecto de Ley por la que se crea la Agencia Estatal de Salud Pública y se modifica la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública.
https://www.congreso.es/public_oficiales/L15/CONG/BOCG/A/BOCG-15-A-7-3.PDF
Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública.
https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2011-15623
https://theobjective.com/espana/politica/2025-03-20/congreso-tumba-agencia-salud-publica/
https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2011-15623
https://efe.com/espana/2025-03-20/congreso-rechaza-creacion-agencia-estatal-salud-publica-aesap/
Me acuerdo cuando la implantacion de la agencia fue rechazada en el congreso. Pense que la zoonósis no se podia producir en la naturaleza sin la intervencion humana . En otro orden de cosas el matiz politico afecta a la sanidad y a otros muchos campos en su camino hacia nuestro control y manipulacion con el evangelio 2030 .Europa es el campo de experimentacion , me remito a la actualidad ...