La falacia de la ignorancia deliberada: una refutación al estudio “el rechazo a la vacuna contra la covid-19 se debe a una ignorancia deliberada”
Revisión de un artículo de apariencia científica: sesgos y falacias una refutación ética y crítica
Una defensa de la libertad de elección ante las vacunas
El estudio titulado "Rechazo a la vacuna contra la COVID-19 se debe a una ignorancia deliberada y distorsiones cognitivas", encierra una narrativa que voy a desguazar con precisión quirúrgica. Para un médico. o un lector crítico, la premisa misma sobre la cual se construye este documento está “infectada” por sesgos, suposiciones infundadas y casi con toda seguridad una ignorancia intencionada del principio de precaución, que en la tan manida ciencia de la salud y en el arte de la medicina, es fundamental para evaluar intervenciones médicas de gran alcance como las vacunas.
Afiliaciones de los autores y conflicto de interés
Empiezo por el final del estudio donde se pone de manifiesto el entorno en el que se gesta el estudio. El artículo está publicado en asociación con el Sealy Institute for Vaccine Sciences, un centro dedicado a promover la vacunación. No es necesario un gran esfuerzo intelectual para percibir a primera vista, esto plantea un evidente conflicto de interés; los autores están inmersos en una red de intereses pro-vacunación, lo que ya es un motivo de sesgo en el enfoque y las conclusiones del estudio. Esto indica que es imprescindible analizar este tipo de trabajos y estudios con una doble, más bien triple lupa con una lente crítica de muchos aumentos. Tal vez por eso las afiliaciones de los autores están al final del artículo, incluso después de las referencias, porque después de estas, el lector no suele ir más allá.
Premisas erróneas y uso de "suposiciones"
El estudio está claramente alineado con una narrativa oficial que enfatiza la desconfianza hacia las personas que rechazan las vacunas. En su análisis, se posiciona de manera casi unilateral al caracterizar el rechazo de las vacunas como un problema de procesamiento cognitivo sesgado o ignorancia intencionada
El documento basa su análisis en la noción de ignorancia deliberada, pero lo ue realmente intenta hacer es que los lectores del estudio caigan en la ignorancia indebida del verdadero énfasis en los derechos fundamentales y las libertades públicas, así como en el derecho del paciente a la autodeterminación, aspectos fundamentales que subyacen al escepticismo hacia las vacunas. Al basarse en esta noción de ignorancia, los autores escapan de la obligación de considerar argumentos válidos y profundamente fundamentados sobre los posibles efectos adversos a medio y largo plazo de estas vacunas. Este tipo de razonamiento, que asume que quienes rechazan o cuestionan las vacunas están bajo algún tipo de distorsión cognitiva, es un error categórico. Se ignoran completamente las preocupaciones legítimas que muchos científicos y ciudadanos tenemos sobre los posibles riesgos no estudiados o no reportados de las vacunas. En lugar de dialogar con estos argumentos, el estudio trivializa las razones y toma como punto de partida la idea de que estos individuos simplemente eluden o mejor dicho eludimos la información disponible.
El documento intenta crear una idiosincrasia de quienes opten por la negativa a vacunarse como un acto de "ignorancia deliberada". Este término sugiere que quienes se oponen a las vacunas lo hacen intencionalmente, negándose a procesar información clave. Sin embargo, este enfoque omite una realidad fundamental, que la desconfianza hacia las grandes farmacéuticas y las autoridades sanitarias tiene una base legítima. A lo largo de los años, ha habido numerosos escándalos y litigios en los que las compañías farmacéuticas han sido condenadas por ocultar información sobre efectos secundarios de medicamentos, o incluso por prácticas fraudulentas de marketing. Un ejemplo famoso es el escándalo del caso de Purdue Pharma por la prescripción de un potente opiáceo como analgésico, el OxyContin (nombre comercial en EEUU, Oxycodone en España) que causó una arrasadora epidemia de adicciones con 64.000 muertes por sobredosis solo en 2016. El OxyContin fue promocionado agresivamente como un analgésico seguro y menos adictivo que otras opciones disponibles. La empresa fabricante empleó tácticas de marketing cuestionables, minimizando los riesgos de adicción y alentando a los médicos a prescribir el medicamento para dolores cada vez más leves y por períodos más prolongados. Miles de pacientes desarrollaron adicción al OxyContin, y muchos recurrieron a la heroína y otros opioides ilegales cuando ya no podían obtener recetas lo que produjo una consecuente la crisis de los opioides en Estados Unidos con esas 64.000 muertes solo en 2016. La familia Sackler, propietaria de la empresa fabricante anticipando las repercusiones legales, extrajo miles de millones de dólares de la empresa. Un movimiento financiero descrito como "programa de ordeño". El OxyContin representa uno de los capítulos más oscuros en la historia de la industria farmacéutica estadounidense. Esta tragedia, que ha devastado innumerables vidas y comunidades, pone de manifiesto las consecuencias nefastas de la codicia corporativa y la falta de regulación efectiva en el sector sanitario. Y este es solo uno de tantos ejemplos. Todo lo cual subraya de donde proviene la falta de confianza, y enfatiza la necesidad urgente de una mayor regulación en la industria farmacéutica y de un escrutinio más riguroso de los estudios de afiliados a centros de vacunación y de las prácticas de marketing de medicamentos. También plantea preguntas fundamentales sobre la responsabilidad corporativa y la ética en el cuidado de la salud. La falta de confianza no necesariamente es un error cognitivo, sino una respuesta racional frente a los constantes cambios en las narrativas oficiales basada en experiencias previas.
En el video a continuación facilmente podemmos reconocer como el doctor Anthony Fauci, manitne un argumento totalmente inconguente con sus propias manifestaciones realizadas públicamente sobre las vacunas.
Distorsiones cognitivas: un enfoque simplista
La tesis del estudio reduce la cuestión de la vacunación a un problema psicológico, sugiriendo que las personas que rechazan la vacuna procesan la información de manera distorsionada. A través de términos técnicos como "negligencia de probabilidades" y "aversión a las pérdidas", el estudio plantea que las personas sobrevaloran los efectos secundarios negativos de las vacunas y subestiman sus beneficios. Ni que decir tiene que este enfoque ignora la diversidad de factores que pueden influir en la toma de decisiones de los pacientes, como las experiencias personales con la medicina, valores culturales (como las de los Amish u otros) o la pertenencia a comunidades marginales.
El enfoque tecnocrático del estudio trivializa el derecho a la autodeterminación en temas de salud, un derecho humano básico que permite a las personas decidir sobre intervenciones médicas que afecten su cuerpo. El derecho del paciente a rechazar un tratamiento, incluso si ese tratamiento está respaldado por las autoridades, es un principio ético fundamental en la medicina moderna y sigue siéndolo en la medicina contemporánea.
Desconocimiento del principio de precaución
El artículo, de forma totalmente contraria a las normas de rango superior, evita el principio de precaución. Este principio es clave en la salud pública y establece que, “cuando una actividad representa una amenaza o un daño para la salud humana o el medio ambiente, hay que tomar medidas de precaución incluso cuando la relación causa-efecto no haya podido demostrarse científicamente de forma concluyente” Por mucho que las llamadas “vacunas” covid fueron desplegadas en un contexto de emergencia, el principio de precaución sigue vigente y es sumamente relevante, especialmente dado el carácter experimental de las tecnologías utilizadas (ARN mensajero, por ejemplo). Los autores de este trabajo pretenden manipular bajo la premisa de que las vacunas son completamente seguras, sin otorgar un espacio legítimo a las preocupaciones sobre efectos adversos a largo plazo, que, hasta la fecha, no se han evaluado ni exhaustivamente, ni de ninguna otra forma porque el largo plazo desde siempre podía darse en plazos de hasta 10 años o incluso más.
La coerción implícita y la falta de autonomía del paciente
El artículo opta por actuar bajo una ética utilitarista en la que un bien colectivo (siempre subjetivo) sirva para justifica la erosión de un bien objetivo y protegido que no es otro que la autonomía individual, valga decir que desde una perspectiva bioética y deontológica el principio de autonomía del paciente es primordial. Este principio defiende el derecho de los individuos a tomar decisiones informadas sobre su propio cuerpo, incluso si esas decisiones no coinciden con el consenso médico o científico prevalente. El estudio, al enmarcar la resistencia a las vacunas como un problema psicológico que requiere corrección, pretende normalizar que pueda ser coartada esta autonomía, y también promueve un enfoque paternalista que sea capaz de reducir la voluntad de los pacientes a meros receptores pasivos de intervenciones médicas, en lugar de individuos activos y autónomos.
Sesgos de confirmación y el reduccionismo epistemológico
Cómo adquirimos, procesamos y validamos el conocimiento, y cómo este conocimiento es presentado y utilizado para influir en la comprensión y las decisiones de las personas. La epistemología trata de responder a preguntas fundamentales como: ¿Qué significa conocer algo? y ¿Cómo podemos estar seguros de que lo que sabemos es verdadero?. En el caso de este estudio, "El Rechazo a la Vacuna contra la COVID-19 se debe a una Ignorancia Deliberada" parece que se asume que el conocimiento sobre las vacunas es un hecho incontrovertible y que quienes lo rechazan sufren de "ignorancia deliberada". No obstante, desde una perspectiva epistemológica crítica, debemos preguntarnos: ¿Quién decide qué es conocimiento válido en este caso? y ¿Es legítimo asumir que todas las personas que cuestionan las vacunas lo hacen por ignorancia o distorsión cognitiva?
El estudio pretende empequeñecer al lector hasta que incosncientemente su subconsciente acepte el reduccionismo epistemológico, lo que significaría que en la percepción del lector el conocimiento sobre la vacunación se reduzca a un único punto de vista "correcto" de las narrativas de las grandes farmacéuticas, sus satélites que no serían otros que una clase política cuya ignorancia en estos temas es supina, y es desinformada por organizaciones poderosas plagadas de conflictos de intereses). Cualquier otra forma de cuestionar o interpretar la información se considera errónea o producto de un defecto en la capacidad de razonar. Este enfoque es muy problemático porque excluye la posibilidad de que existan conocimientos válidos fuera de la narrativa dominante, tales como las experiencias vividas de las personas, la historia de abusos por parte de instituciones médicas, o el conocimiento derivado de tradiciones culturales y alternativas médicas.
Si confrontamos el estudio desde una perspectiva distinta, el estudio muestra un marcado sesgo de confirmación, por el simple hecho de que parte de la premisa de que la vacunación es, en todos los casos, la opción racional y beneficiosa. Este punto de partida invalida de antemano cualquier tipo de escepticismo al clasificarlo como "ignorancia deliberada" o "distorsión cognitiva", en lugar de considerarlo como una postura crítica legítima. En este punto conviene recordar que para el padre del racionalismo crítico Karl Popper resulta inadmisible un tipo de ciencia que no pueda ser sometida a la prueba de a falsabilidad. Por lo tanto el enfoque del estudio es altamente problemático porque excluye de entrada la posibilidad de que existan críticas informadas o bien fundadas sobre la seguridad, eficacia o ética del despliegue de vacunas a gran escala. Al hacerlo, refuerza la narrativa de las grandes farmacéuticas que arrastra con ella y su propaganda a las narrativas oficiales, sin someterla a un verdadero escrutinio crítico, lo que, desde el punto de vista epistemológico, debilita o mejor dicho pone en evidencia su propia carencia de valor científico. Cualquier estudio riguroso debe ser susceptible de ser sometido a la falsabilidad, pero este estudio pesar de ejemplos evidentes como los de los vacunódromos donde de ninguna forma se tuvieron en cuenta, las condiciones particulares, persigue ser impermeable a la posibilidad de que las vacunas, o la estrategia de vacunación masiva, puedan tener aspectos criticables.
El pluralismo epistémico, reconoce que existen múltiples formas de adquirir conocimiento y que ninguna debe imponerse de manera autoritaria por no decir totalitaria sobre otras. Así las personas pueden tener desconfianza hacia las vacunas no por ignorancia o "distorsiones cognitivas", sino por experiencias históricas de negligencia médica, por haber sido marginados por las políticas de salud (como por ejemplo cualquiera de aquellos a los que se obligaba a llevar mascarillas en espacios y parajes naturales sin público al aire libre, o sencillamente por haber investigado fuentes científicas alternativas. El pluralismo epistémico promueve el respeto por otras formas de conocimiento, y evita asumir que solo una fuente (un “Ministerio de la Verdad” dominante) tiene el monopolio de la verdad.
En el estudio en cuestión, hay un sesgo epistemológico porque se parte de la premisa de que solo quienes aceptan la vacunación tienen una comprensión adecuada de la ciencia y de los riesgos y beneficios. Pero, esta perspectiva desestima las bases legítimas de la duda o la crítica hacia las políticas de vacunación. Este sesgo cierra el diálogo y evita la posibilidad de un verdadero análisis crítico. En lugar de reconocer las múltiples fuentes de conocimiento y los diferentes contextos sociales que pueden influir en la toma de decisiones, el estudio reduce el fenómeno de la resistencia a un mero "problema cognitivo".
Negar la falibilidad del conocimiento científico eso sí es un problema cognitivo. El conocimiento que hoy se considera cierto, no permiten que sea sometido a refutación porque se han empeñado en prohibir el debate e implantar la censura a cualquier crítica que se pretenda ejercer al inmenso negocio de las vacunas. Pero no alberguen duda alguna de que el polarizado conocimiento que a día de hoy es el único permitido, pueda ser refutado o modificado en el futuro a medida que se realicen nuevos descubrimientos. En este sentido, la narrativa del artículo tiende a tratar el conocimiento sobre las vacunas como definitivo y concluyente, sin reconocer que la ciencia es un proceso continuo de revisión y corrección. Esta falta de humildad epistemológica debo reconocerla como un fallo ético, ya que implica una confianza ciega en una versión de la verdad que puede ser parcial o incompleta.
Manipulación del sistema inmune y desconocimiento científico
El artículo no aborda la complejidad inherente al sistema inmune humano, el verdadero problema sigue siendo la falta de humildad de la ciencia contemporánea, en muchos aspectos, el sistema inmunitario es un enigma para la ciencia. Las vacunas, al interferir de manera directa con este sistema, pueden tener efectos impredecibles. En lugar de admitir la falta de certeza y las lagunas de conocimiento, el artículo se basa en un optimismo cientificista que no reconoce los límites actuales de la inmunología. Esta falta de moderación científica es preocupante. En el pasado, hemos visto casos en los que productos inicialmente proclamados como seguros resultaron ser devastadores para la salud pública, como el uso de la vacuna Pandemrix a la que la OMS dio cobertura en la pandemia por gripe porcina en 2009, pero resulto en que se demostró su vinculación con la narcolepsia, el uso de DDT (dicloro difenil tricloroetano) como pesticida, De hecho en 1955, la Asamblea de la Salud Mundial, el órgano rector de la OMS, lanzó una iniciativa global y dio cobertura al uso del DDT en residencias como plaguicida.
El DDT se consideraba barato y no tan gravemente perjudicial para la salud humana, lo que llevó a los especialistas en enfermedades tropicales a ser reacios a descartarlo como herramienta. Con el tiempo, se descubrieron los graves efectos negativos del DDT por ser potencial carcinógeno para los seres humanos. Debido a estos riesgos, el DDT fue prohibido en muchos países, en España se prohibió en 1973. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) prohibió la mayoría de sus usos en 1972.
En 1984, la OMS reafirmó su posición de que el DDT era el plaguicida preferido para tratar los vectores del paludismo. Sin embargo en 2006, la OMS revirtió su posición anterior y anunció que el DDT volvería a ser parte de su programa para erradicar la malaria, específicamente para fumigar el interior de residencias recomendó rociar las paredes internas de las chozas de barro y de otras viviendas humildes. Según el doctor Arata Kochi, encargado de la lucha contra la malaria en la OMS era una decisión basada en la ciencia
La tragedia de la talidomida, una catástrofe sanitaria que ha dejado una huella profunda y duradera. En la década de 1950, la talidomida se presentó como la panacea para las mujeres embarazadas que sufrían de náuseas matutinas. Comercializada sin receta médica, prometía alivio sin efectos secundarios. Estaban muy equivocados, porque lo que siguió fue una oleada de nacimientos de bebés con malformaciones graves, principalmente afectados de una condición en la que las extremidades están ausentes o gravemente subdesarrolladas conocida como focomelia. Miles de familias en más de 40 países se vieron afectadas, sus vidas alteradas para siempre por un medicamento que se suponía debía ayudar.
Todo ello sigue poniendo en evidencia una falta de ética en la industria farmacéutica y la dejadez de funciones durante años de la farmacovigilancia. Estos ejemplos históricos de errores médicos debieran servir de advertencia.
El problema aquí no es una ignorancia deliberada por parte del público como intenta hacer creer el estudio, sino una confianza ciega en la ciencia hegemónica, sin espacio para la crítica o el cuestionamiento. El artículo, al ignorar estos precedentes históricos, cae en una falacia peligrosa, como lo es creer que nuestra tecnología médica actual es infalible, cuando la evidencia nos demuestra lo contrario.
Subestimación de efectos adversos y sesgos cognitivos
Así las cosas el estudio en cuestión introduce la noción de negación deliberada de los efectos secundarios, lo que es un error conceptual y metodológico. Muchos ciudadanos que desconfían de las vacunas lo hacen precisamente porque han sido testigos de las consecuencias de productos farmacéuticos mal evaluados o porque los propios reguladores han sido a menudo incapaces de advertir los riesgos hasta que es demasiado tarde. No es que estas personas nieguen los datos sobre los efectos secundarios como propone el estudio, sino que los interpretan con un mayor nivel de precaución, conscientes de que los datos disponibles pueden estar incompletos o sesgados.
Otro aspecto altamente problemático es la selección del diseño experimental. El estudio se basa en la evaluación de cómo los participantes procesan la información proporcionada sobre las vacunas. Pero el propio diseño del estudio limita las posibles respuestas: se asume que los participantes simplemente están distorsionando los datos cuando rechazan la vacuna, en lugar de investigar si la información proporcionada es insuficiente o si los riesgos expuestos son subestimados. Los participantes podrían estar tomando decisiones perfectamente racionales basadas en sus experiencias previas o en la falta de confianza en las autoridades médicas, pero el estudio no tiene en cuenta estas variables de manera adecuada. LO que en sí mismo constituye un sesgo de confirmación y un diseño experimental defectuoso.
La estigmatización de la duda: un dilema ético
El estudio condena la "ignorancia deliberada", pero al hacerlo no considera el papel positivo de la duda en el desarrollo de la ciencia y en la toma de decisiones informadas. La duda no solo es una herramienta epistemológica clave, sino que también es un derecho humano esencial. En la ética kantiana, el respeto por la capacidad de razonar de cada individuo es un imperativo categórico. Al estigmatizar a aquellos que dudan o se resisten a las vacunas, el estudio infringe este principio, al suponer que esas personas carecen de la capacidad para tomar decisiones razonadas. Esto representa un ataque a la dignidad humana, ya que implica que solo aquellos que aceptan la narrativa dominante son capaces de razonar correctamente, mientras que los demás son presentados como moralmente inferiores o cognitivamente deficientes.
Falta de reflexión crítica sobre la manipulación de la información
El artículo ignora un hecho fundamental desde la ética comunicacional: la manera en que se presenta la información influye enormemente en la recepción de la misma. Desde una perspectiva psicológica, los estudios sobre manipulación mediática y propaganda con tácticas como la simplificación excesiva tales como presentar temas complejos de manera superficial, evitando el análisis crítico. Los trabajos de Noam Chomsky, por ejemplo "Ilusiones necesarias: Control del pensamiento en las sociedades democráticas" obra en la que profundiza en los mecanismos de control del pensamiento en las sociedades supuestamente libres, analizando cómo los medios fijan un debate público que excluye sistemáticamente todo lo que se salga del consenso institucional de las élites. han demostrado cómo la información puede ser utilizada no para informar sino para moldear actitudes y comportamientos. Estas estrategias van más allá de la mera presentación de hechos, buscando activamente moldear percepciones y respuestas emocionales. La exposición constante a estas técnicas como lo es el estudio ahora en cuestión que no es mas que un eslabón más en la cadena que ata al público ae las vacunas, puede tener profundos efectos psicológicos en los individuos y la sociedad en general. La manipulación en los estudios es la que verdaderamente puede llevar a la formación de opiniones basadas en información incompleta o distorsionada. Al centrarse únicamente en la falta de procesamiento de la información científica sobre las vacunas, el estudio no aborda el contexto en el que dicha información ha sido presentada al público: en un marco mediático altamente politizado, con conflictos de intereses y agendas económicas en juego. El hecho de que las personas desconfíen de esta información no es un signo de "ignorancia deliberada", sino una respuesta lógica a un entorno de comunicación viciado por la falta de transparencia y por la manipulación. Esta omisión es, en sí misma, un sesgo ético y metodológico del estudio.
Una consecuencia preocupante de este tipo de estudios es que fomentan la creciente polarización de la sociedad. Al exagerar las diferencias entre grupos, este tipo de estudios y su difusión fomentan la división y dificultan el diálogo constructivo
Reduccionismo del comportamiento humano a sesgos cognitivos
El estudio reduce el comportamiento humano en su totalidad a un conjunto de sesgos cognitivos identificables y corregibles, ignorando el complejo entramado de factores socioculturales, emocionales, históricos y políticos que influyen en la toma de decisiones. Cuando ampliamos la perspectiva más allá del único punto de vista que propone el estudio vemos que, la resistencia a las vacunas no es solo un fenómeno psicológico, sino que está profundamente arraigada en contextos históricos y estructurales de desconfianza hacia las instituciones médicas y gubernamentales. Ignorar estos factores es, desde un punto de vista ético, una simplificación que no respeta la complejidad de la experiencia humana.
El estudio adopta una visión tecnocrática y cientificista, que da por sentado que la ciencia moderna es la única fuente válida de conocimiento. Esta postura estrecha ignora otras formas de discernir, como la medicina tradicional, las experiencias vividas, o los sistemas de creencias culturales que también proporcionan amplios marcos significativos para comprender la salud y la enfermedad. Además, desde la ética de la investigación científica, tal enfoque promueve una forma de "imperialismo cognitivo" que desestima cualquier conocimiento o perspectiva que no esté validada por el método científico hegemónico. Esto es éticamente reprobable, y metodológicamente defectuoso, ya que impide una comprensión integral del fenómeno del rechazo a las vacunas.
La objetivación de los individuos y la falta de consideración de sus derechos
Desde una perspectiva crítica, el enfoque del estudio despersonaliza a los individuos al tratarlos como sujetos pasivos que solo deben ser adoctrinados o corregidos. Este enfoque reduce a las personas, a simples agentes de error o distorsión. Esto va en contra de la dignidad y la capacidad de autorreflexión de los individuos. Como he mencionado al enfocarse en la "ignorancia deliberada", el estudio niega a los individuos su derecho a dudar y a criticar, violando principios éticos básicos sobre el respeto a la autonomía personal.
Michel Foucault desarrolló el concepto de biopoder, como el control de los cuerpos a través del conocimiento médico, centrado en examinar cómo el poder moderno se enfoca en "administrar la vida" a través la "biopolítica de la población", que se enfoca en regular los procesos biológicos a nivel poblacional. El biopoder ha ganado terreno y día a día se intenta imponer , prueba de ello es cómo se manifiesta de diversas formas en la práctica:
La medicalización de la vida con una tendencia a definir y tratar cada vez más aspectos de la vida cotidiana como problemas médicos.
Vigilancia médica: El monitoreo constante del cuerpo y la salud, creando una sensación generalizada de enfermedad potencial.
Normalización: El establecimiento de estándares de "normalidad" corporal y mental, categorizando las desviaciones como patologías.
Control por parte de la OMS: La internalización de normas médicas, llevando a organizaciones internacionales a que sean quienes vigilen la propia salud.
Frente a estas realidades, la educación se vuelve crucial. Invito a todos a desarrollar habilidades de pensamiento crítico lo que puede ayudar a Identificar sesgos y técnicas de manipulación y a evaluar críticamente el contenido de los estudios, o informaciones adulteradas por los medios
Mi responsabilidad continua hacia aquellos afectados por los errores presentes, pasados, y un compromiso inquebrantable con la seguridad de los pacientes en el futuro, porque La justicia tardía no es justicia.
Os invito a reflexionar sobre quién tiene el poder de definir lo que es verdadero y cómo se utiliza ese poder para influir en las decisiones de la población. En lugar de pretender convertir la discrepancia en un acto patológico, es fundamental adoptar una postura que respete el pluralismo del conocimiento y que reconozca los apaños, la desnaturalización y en definitiva los límites, inherentes a la ciencia.
RFERENCIAS
María Antonia Sánchez-Vallejo. Purdue Pharma se declara culpable de engaño por vender un opiáceo que fomentó una epidemia de adicciones. https://elpais.com/sociedad/2020-10-21/purdue-pharma-se-declara-culpable-de-engano-por-vender-un-opiaceo-que-fomento-una-epidemia-de-adicciones.html
Toxicological Profile for DDT, DDE, and DDD. https://wwwn.cdc.gov/TSP/ToxProfiles/ToxProfiles.aspx?id=81&tid=20
Immediately Dangerous to Life or Health Concentrations (IDLH). https://www.cdc.gov/niosh/idlh/50293.html
Las soluciones al dilema del DDT: https://wwfeu.awsassets.panda.org/downloads/resolving_ddt_spanish.pdf
Salud.- La OMS insta a utilizar el fertilizante DDT contra la malaria en los países en desarrollo pero con salvedades. https://www.europapress.es/internacional/noticia-salud-oms-insta-utilizar-fertilizante-ddt-contra-malaria-paises-desarrollo-salvedades-20060915193110.html
investigación del cáncer Si el DDT lleva 50 años prohibido en España, ¿por qué sigue presente en la sangre? https://www.alimente.elconfidencial.com/bienestar/2023-09-19/ddt-carcinogeno-prohibido-espana-presente-en-la-sangre_3737259/
EL modelo de propaganda de Noam Chomsky. https://www.redalyc.org/pdf/168/16800612.pdf
RAVANAL, Martin de la y AURENQUE STEPHAN, Diana. Medicalización, prevención y cuerpos sanos: la actualidad de los aportes de Illich y Foucault. Tópicos (México) [online]. 2018, n.55 [citado 2024-10-12], pp.407-437. Disponible en: <http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-66492018000200407&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0188-6649. https://doi.org/10.21555/top.v0i55.914.
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0188-66492018000200407&script=sci_arttext
Hola. Quedo totalmente sorprendido por lo que se afirma en este párrafo: "Por mucho que las llamadas “vacunas” covid fueron desplegadas en un contexto de emergencia". Estamos dando por aceptable, por bueno y que hubo un "contexto de emergencia" ? No sería adecuado afirmar lo que sufrimos?. En un contexto de secuestro a la Humanidad. Apartándonos de las Libertades y Derechos Humanos, Censurando a otras Opiniones y usando la Versión Oficial cómo Propaganda para enfrentar a la Sociedad?.
Igual sé que podría redactarse de otra manera. En este momento ese punto es clave. Porque todavía a día de hoy, lo que paralizó al Mundo Entero es: "un bicho tan pequeño cómo invisible e inexistente". No se permitió deliberadamente realizar autopcias a los fallecidos, punto esencial para obtención de datos concluyentes. Volviendo al tema: ".....en un contexto de emergencia"......desde mi punto de vista debería decirse que hubo una emergencia del relato y que esa emergencia era artificial con el fin de sostener el miedo y ser los salvadores dando como válida una Única Alternativa. Y que las Actuaciones no se las puede considerar como fallos en una gestión, porque: No Fue Un Error. Agradecido por el Trabajo que hacéis. Un saludo.