“La importancia de nuestras preocupaciones por causa del totalitarismo de la OMS”
La necesidad de una toma de decisiones local y la resistencia a la imposición antidemocrática de la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en principio nació como una organización intergubernamental encargada de liderar la labor mundial en materia protección de derechos humanos en el ámbito de la salud. Sin embargo, en los últimos años, está habiendo muchas preocupaciones sobre la independencia y la transparencia de la OMS. En particular, millones de ciudadanos estamos expresando preocupaciones por causa de la influencia de intereses políticos y corporativos en la toma de decisiones de la organización. Esta preocupación ha sido exacerbada por los recientes acontecimientos en relación con la pandemia de COVID-19.
La OMS debería ser independiente de cualquier interés político o corporativo y debería basarse en evidencia científica sólida para tomar decisiones sobre políticas de salud pública. La salud pública no puede ser guiada por intereses corporativos o políticos, ya que esto podría llevar a decisiones perjudiciales para la salud de la población, como así lo ha demostrado durante la era covid.
Es esencial sería que la OMS fuera transparente en su toma de decisiones y que se basara en el debate científico para alcanzar el consenso. Esto significa que todas las voces deben ser escuchadas, incluso aquellas que podemos no estar de acuerdo con la opinión dominante. El debate y la discusión científica son esenciales para avanzar en nuestro compromiso con la salud y la vida.
Hay serias preocupaciones sobre la toma de poder de la OMS y la posible censura de los profesionales médicos que no estamos de acuerdo con su posición oficial. La organización, como muchos sabemos, también ha sido criticada justamente por su respuesta a la pandemia del COVID-19.
La pandemia ha revelado fallas sistémicas en la salud pública global y ha puesto de relieve la necesidad de un enfoque más centrado en la salud y menos en las ganancias. Es importante que la comunidad médica y la sociedad en general estemos atentos a cualquier intento de toma de poder por parte de la OMS, que facilite la censura disfrazada de engaños como lucha contra la desinformación, puesto que se ha censurado a quienes trabajamos para garantizar que se respeten los derechos inalienables de las personas (Dr. Martin Kulldorf, Dr. Pierre Kory, Dr. Peter Doshi, Dr Paul Marik, Dr. Wolfgang Wodarg, incluso yo misma).
Para abordar las fallas sistémicas en la toma de decisiones de la OMS en materia de salud pública, debemos considerar un enfoque más basado en el debate para que sea el mecanismo principal para alcanzar acuerdos. La censura y la coerción no son soluciones efectivas para abordar problemas complejos de salud pública y deben evitarse a toda costa.
Debemos trabajar juntos para abordar las fallas sistémicas de la OMS en la salud pública y garantizar que se promueva la salud de manera efectiva y justa.
La necesidad de una toma de decisiones local y la resistencia a la imposición antidemocrática de la OMS
La pandemia de COVID-19 ha dejado al descubierto la necesidad de un enfoque localizado para abordar las crisis sanitarias. A medida que una enfermedad se propaga a través de las comunidades, es necesario que las decisiones sean tomadas por aquellos que conocen mejor las realidades locales.
Sin embargo, la OMS ha buscado ejercer un control centralizado sobre la respuesta pandémica, ignorando las diferencias geográficas y culturales que influyen en la propagación y el tratamiento de la enfermedad.
La imposición antidemocrática de la OMS a través de un acuerdo pandémico global, que le otorgaría derechos sobre cada nación participante y sus ciudadanos, es una amenaza a los derechos inalienables de la persona. Los gobiernos elegidos democráticamente no deben renunciar a sus responsabilidades y decisiones en nombre de los funcionarios corruptos que actúan bajo el amparo de la OMS. Es importante resistir y hacerles frente.
La resistencia a la imposición antidemocrática de la OMS no es solo una cuestión de principios democráticos, sino también de salud pública.
Durante la pandemia de COVID-19, la OMS ha demostrado una falta de sensatez al recompensar la incompetencia y la corrupción con poderes aún mayores. En lugar de escuchar y aprender de los médicos de primera línea y las experiencias de países de ingresos bajos, medianos y altos, la OMS ha ignorado nuestras recomendaciones y ha impuesto sus propias políticas, ignorando la seguridad y las preferencias de las personas afectadas.
La necesidad de una toma de decisiones local es de suma importancia para abordar las crisis sanitarias de manera efectiva. En lugar de imponer políticas antidemocráticas y desatender las realidades locales, la OMS debería trabajar en conjunto con las comunidades para encontrar soluciones efectivas y sostenibles. La resistencia a la imposición antidemocrática de la OMS es crucial para proteger los derechos inalienables de la persona y garantizar la salud pública en todo el mundo.
La eliminación de la palabra “no vinculante” en las recomendaciones de la OMS: ¿un peligro para los derechos humanos?
La OMS, en su propuesta de modificar el reglamento sanitario internacional y eliminar la palabra “no vinculante” en sus recomendaciones, busca otorgarse un poder sin precedentes sobre las naciones y sus ciudadanos. Sin embargo, esta acción podría tener graves consecuencias para los derechos humanos, tal como se establecen en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Si las recomendaciones de la OMS se vuelven obligatorias, podrían producirse choques frontales con los derechos humanos, tales como la libertad de movimiento, la libertad de elección en cuanto a tratamientos médicos, el derecho a la privacidad médica y el derecho a un juicio justo. Además, los gobiernos que acepten los términos del acuerdo pandémico global propuesto por la OMS podrían verse obligados a implementar medidas drásticas de salud pública, incluso si estas violan los derechos humanos de sus ciudadanos.
En lugar de ser un organismo que actúa para proteger y garantizar los derechos humanos, la OMS estaría comprometiendo estos derechos fundamentales al buscar imponer sus recomendaciones de manera obligatoria. Es necesario un enfoque que priorice la salud y los derechos humanos, por igual, que tome en cuenta las diferencias geográficas y culturales, y que garantice el debate científico y la transparencia en la toma de decisiones.
La importancia del derecho a elegir y rechazar tratamientos médicos y la necesidad de proteger a las personas de la experimentación masiva y la discriminación basada en su estado médico o elección: una crítica a las políticas de intervención médica de la OMS.
Es crucial que desde la OMS se reconozca el derecho de los pacientes a elegir y rechazar tratamientos o intervenciones médicas, ya que esto es fundamental para la autonomía y la libertad individual. El acceso a medicamentos reutilizados también debe ser una opción para algunos pacientes.
Además, la experimentación masiva y la ingeniería social deben ser rechazadas en la práctica médica. La investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos deben ser guiados por principios éticos y los derechos humanos. La discriminación basada en el estado médico o la elección también es inaceptable y no debe ser tolerada en ningún contexto.
La OMS no promueve la restauración de los daños causados por intervenciones médicas. La OMS no muestra preocupación por la reparación de daños a pacientes que han sido sometidos a tratamientos innecesarios o inadecuados, así como tampoco para reconocer esos daños para el establecimiento de medidas que puedan prevenir futuros daños en la práctica médica. La OMS debe ser responsable de garantizar que la libertad de los tratamientos médicos, y que los derechos y la dignidad de los pacientes sean respetados en todo momento.