Meta deja atrás a los verificadores de hechos, pero la Ley de Servicios Digitales está lista para tomar el relevo con su censura coercitiva
La UE impone su narrativa con amenazas económicas
¿Quién controla la verdad cuando las plataformas enfrentan amenazas de multas multimillonarias? Europa impone su hegemonía de opinión, una narrativa única dominante, eliminando el pluralismo y sofocando voces disidentes con leyes coercitivas mientras la libertad de expresión se desvanece.
¿Y si os dijera que vivimos los mismos patrones que dieron origen a los regímenes totalitarios del siglo XX? No es una exageración. Hannah Arendt, filósofa política que analizó profundamente los sistemas totalitarios del siglo XX, especialmente el nazismo y el estalinismo, nos dejó una advertencia que hoy se ha vuelto más recurrente que nunca: la libertad de expresión y el espacio público, donde se debaten ideas libremente, son los primeros bastiones que caen cuando se avecina un sistema autoritario. Y, dejadme que os diga, las señales están ahí, visibles, si sabemos dónde buscar. Pero hay algo más alarmante: ¿qué sucede cuando no aprendemos de la historia porque no se nos permite recordarla?
Pensemos por un un momento: ¿cuántas voces sabemos que han sido silenciadas en nombre de la seguridad o de la verdad oficial? Hanna Arendt ya nos advertía sobre este peligroso fenómeno, y ahora estamos viendo cómo el pluralismo de las ideas se erosiona bajo la máscara de lo que es políticamente correcto y su deriva hacia la regulación de la expresión. Europa, un continente que en su día prometía ser un sendero de luz para las democracias en pro de la apertura, ahora está retrocediendo, atrapada en el dilema entre la protección convertida en limitación, cuando no suspensión de los derechos y el control de las narrativas.
Pero fijaos; no se trata solo de cancelaciones de ciertos usuarios en redes sociales mayoritarias que pueden usarse para censurar o controlar narrativas, o debates censurados, sino de una tendencia más profunda, casi invisible, que se ha propuesto moldear nuestra manera de pensar, de hablar e, incluso algo más relevante, cómo actuamos. Permitidme decirlo de manera simple: cuando se reprimen las ideas, muere el pensamiento crítico y, con él, nuestra capacidad de resistencia.
Prácticamente muchos de vosotros sabéis perfectamente que hace tiempo me puse a investigar por qué esto está sucediendo, y lo que he venido descubriendo es alarmante. Se han construido sistemas tan sofisticados para justificar la censura que ni siquiera nos damos cuenta de cómo se están cerrando las puertas de la sociedad abierta, donde las personas pueden expresar libremente sus ideas, incluso cuando son impopulares o incómodas.. ¿Cómo llegamos aquí? ¿Y, aun más importante, cómo salimos de este laberinto?
La respuesta no es fácil, requiere esfuerzo colectivo y la valentía de resistir tendencias peligrosas por lo tanto es clara; defender la libertad exige compromiso, sobre todo, coraje colectivo. Es necesario recordar que las historias se repiten, esta frase en este contexto de regulaciones sobre discursos en redes sociales y la llamada "cancelación" son señales de una pérdida de pluralismo; no es una simplificación excesiva, es el reflejo de un paradigma que nos advierte sobre los peligros de repetir los errores del pasado. ¿Estamos dispuestos a escuchar estas advertencias y actuar antes de que sea demasiado tarde?
Esta lucha no es sólo por nosotros, sino por las generaciones futuras. La libertad, bien entendida, no es un regalo, es una conquista constante. Y hoy más que nunca, está en nuestras manos decidir si queremos ser espectadores de su pérdida o protagonistas de su defensa.
El fin de los verificadores de la Verdad fact-checkers en Meta: un espejismo de libertad
Mark Zuckerberg, CEO de Meta, nos sorprendía con una declaración contundente: el fin del fact-checking en sus plataformas. Al calificar este sistema de “censura política fuera de control”, parece admitir lo que muchos críticos llevamos años señalando: los prejuicios inherentes al modelo de fact-checkers no solo lo deslegitimaron, sino que han erosionado profundamente la confianza en las plataformas digitales y su compromiso con la libertad de expresión.
Los sesgos de los verificadores
En teoría, el concepto de fact-checking surgió como un mecanismo para combatir la falta a la verdad, pero su implementación expuso un problema estructural: los verificadores no son imparciales. Las empresas o entidades encargadas de etiquetar la veracidad o falsedad de la información a menudo operan bajo criterios alineados con narrativas dominantes o intereses políticos y económicos; demasiado opacos para la verdad…
En la Práctica muchos de nosotros hemos pensado: ¿quién verifica a los verificadores de hechos? ¿Qué pasa cuando esos filtros de la “verdad” no son más que extensiones de los prejuicios de las agencias o empresas contratadas para hacer ese trabajo? El resultado es obvio: pérdida de confianza. En lugar de garantizar un debate sano, estas prácticas han estado alimentando la percepción de censura, polarización y control ideológico.
La pregunta que todos debería mos hacernos es: ¿por qué Zuckerberg ha tardado tanto tiempo en reconocer algo tan obvio? Seguramente, porque admitirlo antes habría significado un golpe directo a la narrativa de sus plataformas responsables que Meta había construido en torno a sus redes facebook o instagram. Evidentemente el “los verificadores de la verdad, Fact Checkers” no era un mecanismo técnico, ha sido más bien una herramienta de control que sirve a intereses políticos y económicos en momentos clave, como crisis globales u otras que todos tenemos en nuestras mentes.
La declaración de Zuckerberg llega tarde, pero plantea un problema más complejo: el fin del fact checking en las redes mayoritarias no significa el fin de la censura.
La Ley de Servicios Digitales: ¿un nuevo instrumento de censura?
Aunque Meta declare el fin de sus programas de verificación, no podemos ignorar el contexto regulatorio en el que se toma esta decisión. La Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea, presentada como un marco para garantizar la seguridad en línea, tiene un potencial preocupante: convertirse en un instrumento de censura institucionalizada.
Esta ley permite la imposición de severas sanciones (multas que pueden alcanzar hasta el 6% de los ingresos globales de una empresa) si se considera que no se han eliminado contenidos etiquetados como “peligrosos”. El problema no está en la intención declarada de combatir las ideas contrarias a la narrativa de los ideólogos de la ingeniería social, sino en los criterios subjetivos con los que se decide qué contenidos deben eliminarse.
El riesgo está claro: bajo la amenaza de sanciones, las plataformas pueden optar por aplicar filtros más estrictos que nunca, eliminando no solo contenidos falsos sino también opiniones legítimas que no se ajusten a la narrativa dominante. En esencia, un sistema privado de verificación de datos está siendo reemplazado por un sistema institucionalizado de censura.
Reflexionemos: ¿cómo evitar ser censores?
La solución a las opiniones disidentes no puede ser el silenciamiento. La censura, ya sea ejercida por empresas privadas o por regulaciones estatales, o europeas crea un clima de miedo y desconfianza. Para construir una sociedad informada, necesitamos fomentar un entorno en el que las ideas puedan debatirse libremente.
Esto requiere una transformación radical en la manera en que abordamos los desacuerdos:
Dejar de lado el ego y los prejuicios; reconocer que no tenemos el monopolio de la verdad y que las opiniones opuestas son oportunidades para aprender, no amenazas que deben eliminarse.
En lugar de etiquetar o cancelar; debemos crear espacios donde se puedan discutir diversas perspectivas sin temor a represalias.
Recuperar el pensamiento crítico; los ciudadanos deben tener poder para evaluar la información por sí mismos, en lugar de confiar en intermediarios para decidir qué es verdad y qué no.
Un camino hacia la auténtica libertad de expresión
La declaración de Zuckerberg podría interpretarse como un paso hacia la libertad de expresión, pero no hay que dejarse engañar. Mientras existan regulaciones como la Ley de Servicios Digitales y mientras los sesgos de los verificadores de datos o de los legisladores sigan condicionando el debate público, la censura seguirá siendo una amenaza real.
El verdadero desafío no es únicamente acabar con la verificación de datos, es si cabe mucho mas importante construir una sociedad que valore la diversidad de ideas y promueva el diálogo abierto y honesto. No será fácil, pero es la única manera de superar el clima de desconfianza que han sembrado las herramientas de censura, ya sean privadas o estatales.
Se trata de garantizar que la verdad no se defina por el poder, sino por el libre intercambio de ideas.
Lo preocupante no es sólo que existan estas campañas, sino que las plataformas, bajo la presión de leyes como la Ley de Servicios Digitales de la UE, hayan cedido a este tipo de tácticas. La amenaza de multas coercitivas del 6% de sus ingresos globales las convierte en cómplices de esta censura masiva, han creado un entorno en el que:
· Se criminaliza la disidencia.
· Se elimina el pensamiento crítico.
· Se impone la hegemonía de la opinión como norma.
Las víctimas: médicos silenciados y una sociedad empobrecida
Los médicos que nos hemos atrevido a hacer preguntas incómodas hemos sido tachados de “anticientíficos” o “peligrosos”, pero el verdadero peligro reside en lo que esta censura supone para la sociedad:
· Se pierden voces que podrían enriquecer el debate científico.
· Se debilita la confianza en las instituciones.
· La ciencia, en lugar de ser un proceso abierto y cuestionador, se convierte en un dogma intocable.
Grupos organizados de usuarios actúan como herramientas de censura masiva, denunciando vídeos de médicos disidentes que, aunque cumplen con los estándares de la comunidad, son eliminados por las plataformas. Lo que antes eran redes sociales para el libre intercambio de ideas, ahora son tribunales donde la verdad no tiene cabida si incomoda a las narrativas dominantes.
Caza de brujas digital
En los últimos años, los médicos que hemos expresado opiniones contrarias a las políticas oficiales o hemos planteado dudas razonables sobre determinadas medidas sanitarias hemos sido objeto de campañas coordinadas de acoso digital. Grupos organizados, a veces financiados por intereses ocultos o ideológicos, trabajan sistemáticamente para silenciar a verdaderos profesionales, acusándonos de desinformación incluso cuando nuestras afirmaciones están respaldadas por datos científicos legítimos.
Un mecanismo simple pero demoledor
Quejas masivas coordinadas: Aunque el contenido no viole los estándares de la comunidad, el volumen de quejas genera alertas automáticas en la plataforma.
Algoritmos insensibles: Las plataformas se apoyan en sistemas automatizados que no pueden distinguir entre una queja legítima y una campaña organizada.
Eliminación de contenido: por temor a represalias regulatorias o daños a la reputación, plataformas como YouTube eliminan contenido para “proteger” a sus usuarios.
Reputaciones destruidas: no solo se pierden nuestras voces, también nuestras carreras, al enfrentarnos a campañas de desprestigio que afectan nuestras vidas personales y profesionales.
Nos enfrentamos a una nueva cacería de brujas digital. Grupos organizados que actúan como si lo hicieran de forma individual y leyes coercitivas están destruyendo vidas y carreras profesionales, socavando valores democráticos fundamentales. El gobernador de Ohio DeWine impone la ortodoxia médica: la disidencia será castigada. Veta la cláusula de libertad de expresión para profesionales de la salud, prohíbe opiniones médicas contrarias a las opiniones de sus presuntos expertos.
La ciencia avanza cuestionando, no obedeciendo
El gobernador Mike DeWine ha vetado una disposición crucial: proteger a los médicos de represalias por expresar opiniones médicas fuera del consenso estatal. Su argumento: preservar la salud pública. Pero, ¿es esto realmente una defensa de los pacientes o un acto de censura disfrazado?
DeWine afirma que esta medida abriría la puerta a la negligencia médica. Pero la verdadera pregunta es: ¿debe el estado decidir qué opiniones médicas son válidas? La historia nos demuestra lo contrario: fue la disidencia la que nos sacó de la oscuridad médica hacia el avance científico. El consenso de los presuntos expertos a lo largo del tiempo tienen en común; las sangrías; las lobotomías, el veto de DeWine y muchas otras: todas son ejemplos de cómo el poder oficial ha podido frenar en demasiadas ocasiones la evolución de la medicina.
Cuando callar a los médicos es un riesgo para todos
Al censurar la diversidad de pensamiento médico, Ohio pone en jaque la innovación y la autonomía de los pacientes. ¿Debe un médico temer sanciones por ofrecer tratamientos no convencionales pero salvadores?
Siempre es un buen momento si se trata de exigir transparencia y proteger el derecho a disentir. Porque la censura, venga de donde venga, nunca es la respuesta.
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Como siempre: un artículo IRREFUTABLE y ENRIQUECEDOR. En efecto: los que hemos tenido ese "AVISO DEL ALMA" según palabras del fundador de MÉDICOS POR LA VERDAD en Argentina, el Doctor Mariano Arriaga, pudimos DARNOS CUENTA de que lo que vivimos a partir de 2020 tuvo que ver más con el TERRORISMO SANITARIO que con la SALUD DE LA COMUNIDAD. Admirada Doctora Natalia: tu espacio de DIVULGACIÓN DE LA VERDAD detrás de la MENTIRA MEDIÁTICA fue, esencialmente: un PORTAL para VISUALIZAR que lo que nos querían INOCULAR era un EXPERIMENTO muy riesgoso y NO UNA SOLUCIÓN para NADIE. Los EXPERTOS EN NADA tomaron el lugar de los VERDADEROS ESPECIALISTAS y se dedicaron A DESINFORMAR para poder CUMPLIR con los REQUISITOS que les permitían SER ABYECTAMENTE FINANCIADOS por QUIENES DISEÑARON esta PARAFERNALIA del Covid. Gracias a Dios, mucha gente YA HA DESPERTADO. El problema son LOS TELECREYENTES y SEGUIDORES de la PRENSA BASTARDA. Hacia ellos debemos dirigir nuestro TRABAJO DE CONCIENTIZACIÓN porque están siendo ZOMBIFICADOS para seguir DURMIENDO. Desde Mendoza, Argentina: mis MEJORES PENSAMIENTOS para MÉDICOS POR LA VERDAD del mundo entero.
Comparto integramente el contenido del artículo, hay que pensar en estrategias que nos permitan burlar los sistemas decontrol, de ese modo con la acción de cada uno conseguieremos salvarnos todos.