Perspectiva Crítica sobre las Vacunas COVID-19: El Largo plazo Más Allá de la Emergencia Sanitaria
Abordando críticamente la narrativa actual sobre las vacunas contra el COVID-19
Cabe destacar la importancia de considerar los efectos a medio y largo plazo de estas vacunas, especialmente después de la declaración del fin de la Emergencia sanitaria.
En mi conferencia en el parlamento de Rumanía planteé una preocupación fundamental respecto a la acumulación tóxica debido a las dosis de refuerzo de las vacunas contra el COVID-19. Estas dosis, en lugar de ofrecer una solución definitiva, representan repeticiones de la misma exposición tóxica, contribuyendo así a un aumento de la toxicidad en el organismo. Es esencial comprender que la toxicidad no solo se limita a la exposición inicial, sino que se ve exacerbada con cada dosis adicional, lo que plantea riesgos desconocidos a largo plazo.
Falta de Investigación a Largo Plazo
Cada vez es más evidente la falta de investigación y análisis a largo plazo de las vacunas contra el COVID-19. Aunque algunas personas pueden no experimentar efectos adversos inmediatos con una o dos dosis, existe la posibilidad de que se desarrollen enfermedades en el medio y largo plazo. La aprobación actual de vacunas se basa en períodos de estudio que van de 3 a 10 años, sin embargo las vacunas Covid fueron autorizadas de emergencia sin que se hubieran cumplido los plazos necesarios para poder descartar efectos secundarios a medio o largo plazo. Se aprobaron con ensayos de apenos unos meses de duración. Por lo tanto se ha menospreciado la importancia de los plazos de tiempo, como fue durante todo el siglo XX, para evaluar cualquier relación entre la toxicidad y posibles patologías.
La preocupación central se centra en el desarrollo de patologías y enfermedades a mediano plazo en aquellos que no han recibido dosis de refuerzo. Incluso después de tres, cuatro o incluso diez años, las personas pueden experimentar la reactivación de enfermedades previas o el empeoramiento de condiciones existentes. Este fenómeno plantea interrogantes sobre la efectividad de los tratamientos actuales, ya que los médicos podrían no estar asociando las patologías emergentes con la toxicidad de las vacunas.
Por lo tanto se impone una perspectiva crítica que va más allá de la fase de emergencia pandémica. La necesidad de una protección a largo plazo para los vacunados se convierte en un punto crucial que merece un análisis detenido.
La acumulación tóxica resultante de las dosis de refuerzo de las vacunas COVID-19 plantea interrogantes sobre la seguridad a largo plazo. Estas dosis, más que soluciones definitivas, representan repeticiones de exposiciones tóxicas, contribuyendo a una acumulación progresiva de toxicidad en el organismo. Este fenómeno no solo aumenta la incertidumbre sobre los riesgos a largo plazo, sino que también cuestiona la eficacia de las estrategias actuales.
Desarrollo de Patologías y Tratamientos Ineficaces
El panorama de desarrollo de patologías a mediano plazo desencadena preocupaciones adicionales. Aunque algunos individuos pueden no manifestar efectos adversos inmediatos, existe la posibilidad de reactivar enfermedades previas o agravar condiciones existentes. Este fenómeno desafia la eficacia de los tratamientos actuales, ya que los médicos podrían no asociar las nuevas patologías con la toxicidad de las vacunas, lo que resalta la necesidad de un enfoque holístico en la atención médica.
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Ante este panorama, la importancia de la difusión activa de información se vuelve incontestable. La colaboración con expertos en informática se presenta como una herramienta esencial para amplificar conferencias, estudios confirmados y trabajos realizados por médicos y científicos. La presencia constante en redes sociales se convierte en un medio efectivo para educar a la población y fomentar el diálogo crítico sobre la seguridad a largo plazo de las vacunas contra el COVID-19.
La reflexión crítica sobre las vacunas COVID-19 trasciende la emergencia sanitaria y exige un análisis profundo. La acumulación tóxica, la falta de investigación a largo plazo, el desarrollo de patologías y la necesidad de difusión de información convergen. La protección a largo plazo de los vacunados requiere un enfoque colaborativo y exhaustivo que resguarde la salud de la población más allá de la coyuntura de emergencia.