Robert F. Kennedy Jr. geopolítica sanitaria, la lucha contra la inquisición moderna: París bien vale una misa
¿Por qué este título?
Algunos os preguntáis por qué incluí en el título de mi anterior artículo “París bien vale una misa...” Y me habéis dicho no comprendo por qué titulaste así tu artículo anterior. La respuesta está en la estrategia política y la historia de quienes han tenido que hacer concesiones para avanzar en su lucha. En el pasado, Enrique IV de Francia tuvo que hacer una declaración estratégica para consolidar su poder y conquistar París. Hoy, Robert F. Kennedy Jr. enfrenta una batalla similar, conquistar su nominación a secretario de salud en el Departamento de Salud y Servicios Humanos HHS en un campo de batalla diferente, pero con adversarios igualmente implacables.
Un eco de la historia: Enrique IV y la política de la supervivencia
Las historias se repiten, quien no ha escuchado este dicho alguna vez, por ello sabemos que el poder no se rinde sin resistencia. En 1593, Enrique de Borbón, líder de una Francia desgarrada por la guerra religiosa, se enfrentaba a un dilema: mantenerse firme en su fe protestante y ser rechazado por la mayoría católica, o abrazar el catolicismo para unificar un reino en llamas. Optó por lo pragmático, pronunciando su legendaria frase: “París bien vale una misa”. Con esas palabras admitía que si el precio para obtener la corona era asistir a una misa católica, estaba dispuesto a pagarlo.
La inquisición del siglo XXI: el dogma científico-farmacéutico
Siglos después, en el Senado de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr. se enfrenta a una inquisición moderna. No se trata de religión tradicional, sino de una nueva ortodoxia: el dogma científico-farmacéutico. Su pecado, como el de Enrique IV, es no ajustarse a la doctrina oficial. En el senado dijo: En uno de mis libros su primera frase es; No soy antivacunas y la última frase del libro es: “no soy un antivacunas”. Pero todos conocemos su trayectoria y su recorrido, lo ha dicho una y otra vez, pero lo nunca ha sido, es defensor ciego del relato impuesto. Su postura crítica hacia la industria farmacéutica y su búsqueda incansable de transparencia lo han convertido en un hereje de la maquinaria del poder. Hoy, cuestionar los conflictos de intereses en la industria de la salud equivale a desafiar a la Iglesia en la Edad Media.
"Todos mis hijos están vacunados": la misa de Kennedy
Cuando, en medio de su audiencia de confirmación ante el Senado, Kennedy afirmó: "Todos mis hijos están vacunados", estaba pronunciando su propia versión de "París bien vale una misa". No traicionó sus principios, sino que entendió que en la escena política algunas declaraciones son necesarias para avanzar en la lucha. Esa frase estaba calculada para neutralizar los ataques, para desmontar el principal argumento ad hominem de sus detractores. Al igual que Enrique IV, RFK Jr. entiende que la batalla no se gana desde la marginación, sino desde dentro de las entrañas mismas de las estructuras de poder.
La inquisición moderna: censura, propaganda y destrucción de reputaciones
La comparación entre ambos episodios no es casual. Enrique IV se enfrentaba a una nobleza dividida, a intereses económicos en juego y a una población polarizada por la religión. RFK Jr. se enfrenta a un Senado dominado por intereses farmacéuticos, a políticos con conflictos de intereses y a una opinión pública moldeada por años de propaganda y censura.
Las audiencias de confirmación de Kennedy han sido un espectáculo de hipocresía. Los inquisidores de hoy no visten sotana, pero sí maletines bien financiados por la industria que juraron regular. No buscan evaluar su idoneidad para el cargo, sino desacreditar su nombre y su carrera. Su "delito" es haber osado cuestionar la integridad del complejo farmacéutico-industrial y pedir estudios independientes sobre la seguridad de las vacunas.
Si en el siglo XVI se derramaba sangre por desafiar dogmas, en el siglo XXI se destruyen reputaciones. Hoy, los nuevos inquisidores no queman en la hoguera, pero sí silencian a la gente en las redes sociales, censuran publicaciones, despojan de credibilidad a los médicos y científicos disidentes y, mediante verificadores de datos, algoritmos y campañas coordinadas, intentan erradicar cualquier voz que cuestione la narrativa oficial.
Sacrificar unas cosas a favor de otras, calculado para una lucha mayor
Pero algo hemos aprendido, incluso remitiéndonos únicamente a la era covid, nos ha enseñado que las ideas que desafían al poder nunca mueren y la historia de buena fe de ello. Enrique IV logró unificar a Francia y consolidar su reinado. RFK Jr., con su cruzada por la verdad y la transparencia, ha despertado a millones de ciudadanos que ya no aceptan verdades absolutas sin cuestionamientos. Kennedy prefirió dar información privada sobre la salud de sus hijos –una respuesta sobre unos hechos que era totalmente innecesario dar, puesto que son totalmente privados y protegido por la ley– pero optó por responder esto antes que desistir de su lucha. Y eso no es otra cosa que reconocer que, en el escenario político actual, París vale una misa. Enrique IV asistió a una misa para recibir su corona; Kennedy pronunció su frase para continuar la lucha. Porque si algo nos ha enseñado la historia es que a veces hay que hacer como que se dobla la rodilla para, pero la realidad es que inmediatamente después en el momento justo lo que quiere es mostrar que es capaz de levantarse con más fuerza que nunca.
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Gracias, Doctora. Muy oportuno e ilustrativo el paralelismo histórico que nos ha compartido. En efecto: no por haber cuestionado la seguridad de una inoculación de emergencia (NO DEBIDAMENTE PROBADA ni APROBADA)) se es un "antivacunas" total. Quizás algunas vacunas fueron acertadas en su momento, pero inferir que uno es un ANTIVACUNAS porque no decidió ser COBAYA de un EXPERIMENTO PSEUDO SANITARIO es, en verdad, una generalización sesgada y AVIESA. También se nos tildó de terraplanistas, de conspiranoicos, de contagiadores seriales y de desinformadores ( entre otros epítetos seleccionados para desvalorizarnos, ridiculizarnos y descalificarnos) pero se olvidaron de un DETALLE NO MENOR: si hubo conspiranoicos (o HEREJES DEL SISTEMA) es porque hubo CONSPIRADORES. Y, justamente, ELLOS, los CONSPIRADORES o DISEÑADORES de este CUENTO CHINO son los que deberán sentarse en el banquillo de los acusados y deberán ser juzgados por su CRIMEN DE LESA HUMANIDAD. Desde Mendoza, Argentina: gracias por su aclaración y por tanta lucha ININTERRUMPIDA para DESENMASCARAR a los CONSPIRADORES que todavía se travisten de EXPERTOS EN NADA. Un gran saludo desde Mendoza, Argentina.
Buenas tardes Natalia, desde Valencia un abrazo y ánimo. La verdad nos hará libres.