Robert F. Kennedy Junior desafía al cartel farmacéutico y a la maquinaria del poder: ¿El fin del imperio de la enfermedad?
La batalla final por la verdad sobre la salud, Kennedy enfrenta al club de los intocables
Cuando la historia se escriba, recordará este momento Robert F. Kennedy Jr. en el Edificio Dirksen del Senado, dentro del complejo del Capitolio de los Estados Unidos, sometido al escrutinio de un Senado cuya credibilidad después de los últimos años prescribiendo la censura médica, está en ruinas, enfrentándose a un sistema que lo odia no por sus palabras, sino por el crimen imperdonable de decirlas en voz alta, RFK Jr. está listo para ser examinado como un hereje que se atreve a cuestionar el dogma sagrado de las corporaciones farmacéuticas. Su pecado capital: promover la salud en lugar de las ganancias.
Bajo el lema de "Haz que Estados Unidos sea sano otra vez" (MAHA), Kennedy se ha atrevido a sugerir que la alimentación y el medio ambiente podrían tener algo que ver con la salud pública. Un concepto radical, casi revolucionario, que aparentemente ha dejado a senadores y lobbyistas farmacéuticos rascándose la cabeza con perplejidad. Cierto tipo de político no puede imaginar un país donde la política sanitaria pudiera ser dictada por médicos y científicos independientes sin conflictos de intereses, en lugar de ser dictada por grandes compañías farmacéuticas.
No todo está perdido. Incluso dentro del circo del Senado, algunos demócratas (quizás por una efímera iluminación moral, quizás porque han olido el viento del cambio) parecen estar considerando apoyar a Kennedy. Ante todo, es un hombre que se atreve a hablar de salud infantil, adicciones y regulación de la industria alimentaria.
Su confirmación como secretario de Salud y Servicios Humanos no es una mera formalidad: para muchos de sus inquisidores es el juicio a un hereje en el monumento del engaño, un acto de exorcismo llevado a cabo por los sumos sacerdotes de la industria farmacéutica, aterrorizados de que alguien dentro de su feudo se atreva a cuestionar su poder.
En este artículo, desentrañaremos el gran escenario político que se está desarrollando en Washington, donde la salud pública es solo el decorado de fondo de un drama en el que los verdaderos protagonistas son las corporaciones que han convertido el sufrimiento en un negocio inagotable. Veremos cómo la maquinaria del poder ha construido una narrativa blindada sobre la seguridad de las vacunas, "inevitablemente inseguras" en tribunales, "absolutamente seguras" en el discurso público. Y cómo la confirmación de RFK Jr. representa una amenaza existencial para quienes han hecho de la enfermedad su mina de oro.
Pero esto no es un análisis político; es un testimonio de la hipocresía sistemática, de los senadores vendidos al mejor postor, de los medios que encubren en lugar de informar y de una sociedad que desde una subespecie de síndrome de Estocolmo, ha sido programada, para defender a sus propios verdugos. ¿Será Kennedy el principio del fin para la gran farsa de la salud pública?
La respuesta, como siempre, no está en lo que digan los titulares de los grandes medios. Está en lo que no dicen.
La senadora Elizabeth Warren criticó a Robert F. Kennedy Jr. por sus “opiniones peligrosas sobre la seguridad de las vacunas” y por difundir “la falsa histeria de que las vacunas causan autismo”. En una carta mordaz, lo acusó de promover información errónea sobre las vacunas y le hizo 175 preguntas que, según dijo, debería responder en su audiencia de confirmación.
Pero no olvidemos que la multimillonaria Nicole Shanahan, también ha entrado en escena; filántropa, multimillonaria, ex demócrata y, lo más importante, una mujer que no tiene tiempo para tonterías. La que fuera compañera de fórmula de Kennedy en su campaña presidencial de 2024 ha decidido que el Senado necesita una dosis fuerte de realidad. Porque, claro, si hay algo que detestan los políticos de carrera más que la verdad, es que alguien se la escupa en la cara con una sonrisa impasible y una chequera lista para la guerra.
Antes de la batalla, Shanahan no suplicó, no negoció y, desde luego, no se anduvo con rodeos. Su mensaje a los senadores fue claro: o apoyan a RFK Jr. o pagarán el precio en las urnas. Nada de medias tintas, nada de excusas al estilo “lo estamos evaluando”, “debemos considerar a todas las partes involucradas” o “déjeme consultar a mis donantes de Big Pharma antes de pronunciarme”.
Imaginen por un momento la escena en el Comité Senatorial de Finanzas: un grupo de senadores, acostumbrados a discursos vacíos de pronto enfrentados a una mujer que dice lo que piensa, y tiene los medios para hacer que sus palabras tengan consecuencias.
Nicole Shanahan no acude a la audiencia con la cortesía sumisa de los donantes habituales, aquellos que susurran promesas de financiación a cambio de favores bien calculados. No. Vino con una advertencia :
"Voten contra RFK Jr. y verán cómo financio a sus rivales en las primarias".
"Voten contra la salud de los niños de este país y reclutaré a cientos de miles para derrocarlos".
"Decidan si quieren seguir sirviendo a los mismos buitres que han envenenado nuestra comida y nuestra agua o si, por una vez en sus vidas, demostrarán que tienen una pizca de dignidad".
Los senadores! Acostumbrados a la política de la simulación, de repente se encontraron frente a alguien que no solo los desnudaba con palabras, sino que les dejaba claro que esta vez no habría lugar para excusas. ¡Que los lobbyistas se aparten, que la farsa se ha terminado!
El sistema en pánico: cuando la Verdad es una amenaza
La posibilidad de que Kennedy llegue a ser Secretario de Salud y Servicios Humanos no es solo una cuestión de votos. Es una amenaza existencial para el sistema que ha convertido la salud en un negocio y la enfermedad en un producto rentable.
¿En qué consiste el crimen de RFK Jr.? En querer que los estadounidenses dejen de consumir venenos disfrazados de alimentos y medicamentos que solo tratan síntomas mientras ignoran las causas.
¿Por qué es un problema para el Senado? Porque han construido sus carreras sobre un modelo en el que la enfermedad es una mina de oro.
¿Por qué están aterrados? Porque Kennedy podría traer transparencia, regulación y responsabilidad a una industria que ha operado con total impunidad durante décadas.
Las farmacéuticas y las grandes corporaciones alimentarias han disfrutado de un monopolio absoluto sobre la salud pública, con la bendición de legisladores, por supuesto. Pero ahora, con una administración que podría forzar auditorías, regulaciones estrictas y, acceso público a la verdad, el castillo de naipes podría derrumbarse.
Porque si el pueblo estadounidense descubre la verdad, ¿quién seguirá creyendo en la gran mentira de la "ciencia establecida" cuando está respaldada por las mismas personas que se benefician de la enfermedad?
Cuando la cura se convierte en una amenaza
El Status quo farmacéutico, ese club exclusivo donde la enfermedad no es un problema, sino un modelo de negocio perpetuo, está en estado de emergencia. La posibilidad de que Robert F. Kennedy Jr. llegue al poder y haga preguntas incómodas los tiene al borde del colapso. Imagínate a los ejecutivos de Pfizer, Merck y Moderna sudando en sus sillones de cuero, preguntándose:
¿Qué pasaría si empezáramos a exigir estudios independientes sobre los efectos a largo plazo de nuestras terapias “milagrosas”?
¿Qué pasaría si forzáramos a revelar la financiación detrás de esas investigaciones “científicas” que siempre concluyen que nuestras inyecciones son más seguras que el agua pura?
¿Qué pasaría si la gente comenzara a preguntarse por qué las tasas de enfermedades autoinmunes, alergias, problemas neurológicos e infertilidad se han disparado en las últimas décadas?
Cuando están en los tribunales, exigen inmunidad legal bajo la premisa de que las vacunas son "inevitablemente inseguras" y que, pobrecitos ellos, no pueden ser demandados por los efectos adversos. Kennedy no es solo un hombre con principios. Es un peligroso espécimen en el mundo de la política: un hombre con principios que no está en venta.
Cuando están en el Senado o en los medios, nos sermonean sobre cómo las vacunas son "100% seguras", y que cuestionarlas es un sacrilegio propio de los ignorantes y los “conspiranóicos”.
Cuando cabildean por leyes de vacunación obligatoria, nos dicen que la ciencia está cerrada, que no hay margen para el debate y que cualquier daño colateral es un precio que la sociedad debe pagar por la inmunidad de rebaño.
Lo cierto es que la ciencia de las farmacéuticas se parece mucho a la teología medieval: no se cuestiona, se cree; No se debate, se obedece; No se demuestra, se impone.
RFK Jr. se atreve a desafiar esta religión de manual.
Y eso lo hace letal para la maquinaria que ha convertido la salud en un casino donde los ciudadanos solo pueden apostar por que se trata solo en términos de enfermedad y no de hábitos preventivos que generan salud.
La confirmación de Robert F. Kennedy Jr. es un trámite político, pero se ha convertido en un referéndum moral.
Si el Senado lo aprueba, es una señal de que todavía queda un ápice de dignidad en el sistema. Un mensaje de que la salud pública no es un coto de caza privado de las farmacéuticas, sino un derecho que debe situarse por encima de sus dividendos.
Si lo rechazan, nos habrán dado una prueba más (si hacía falta) de que una mayoría de senadores no son más que marionetas con corbata, marionetas cuyos hilos están tejidos con dinero, cenas de gala y promesas de puertas giratorias en la industria.
Lo que importa es que millones de ciudadanos están despertando. Ya no se tragan sin rechistar el dogma de la “ciencia establecida”, ni confían ciegamente en quienes se han lucrado con su sufrimiento.
Una parte del sistema quiere seguir burlándose, etiquetando de “teóricos de la conspiración” a quienes cuestionan su narrativa, pero la marea ha cambiado. Y cuando se escriba la historia, no será amable con quienes vendieron la salud de su pueblo por un plato de caviar y champán.
Kennedy no es el problema, es el síntoma de sus opositores han perdido toda credibilidad. Y debe ser confirmado porque sabemos que cuando un imperio pierde su credibilidad, lo único que le queda es su colapso.
La legislación que podría haber influido en la percepción actual de la seguridad de las vacunas: la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 (42 USC §§ 300aa-1 a 300aa-34) es un factor clave. Esta ley otorgó a los fabricantes de vacunas protección frente a demandas civiles en caso de que un niño muriera o resultara gravemente herido a causa de una vacuna. También clasificó legalmente todas las vacunas administradas a los niños como productos médicos "inevitablemente inseguros", lo que significa que, incluso si se preparan adecuadamente y se siguen las advertencias adecuadas, pueden causar efectos secundarios adversos.
Evento significativo en la década de 1990: Expansión del calendario de vacunación infantil
En la década de 1990, hubo una expansión significativa en el número de vacunas administradas a los niños en EE.UU. Esto ocurrió tras la promulgación de la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986, que La ley brindó protección legal a los fabricantes de vacunas. Al eliminar el riesgo financiero asociado con demandas por lesiones relacionadas con las vacunas, la industria pudo desarrollar y agregar más vacunas al programa infantil sin la misma presión legal que enfrentaba antes de la ley.
En este período se introdujeron nuevas vacunas, como la vacuna contra la hepatitis B para recién nacidos y la vacuna contra la varicela. También se ampliaron las dosis recomendadas de las vacunas existentes. Como resultado, los niños pasaron de recibir unas pocas vacunas en la infancia a un programa de vacunación extenso, lo que ha suscitado muchas preocupaciones en más sectores de los que el gobierno quiere reconocer, sobre posibles efectos adversos, porque como Robert F. Kennedy o yo mismo argumentamos, no se han estudiado adecuadamente.
Impacto de la protección de responsabilidad en la investigación y comprensión de la seguridad de las vacunas
La protección legal brindada por la Ley de 1986 ha tenido dos efectos principales en la investigación y el debate sobre la seguridad de las vacunas:
Limitación de la responsabilidad legal de los fabricantes
Antes de 1986, los fabricantes podían ser demandados por efectos adversos de sus productos, lo que los incentivaba a mejorar la seguridad de las vacunas y a responder a preocupaciones de seguridad de manera más proactiva.
Después de la ley, la responsabilidad por compensación de lesiones relacionadas con vacunas recayó en el Programa Nacional de Compensación por Lesiones de Vacunas (VICP), financiado por un impuesto sobre cada dosis de vacuna administrada. Esto redujo la presión sobre los fabricantes para realizar investigaciones más extensas sobre efectos adversos.
Reducción del incentivo para investigar posibles efectos adversos, incluyendo el autismo
La ley eximió a las compañías farmacéuticas de enfrentar litigios por defectos de diseño, lo que significa que no están obligadas a mejorar la seguridad de las vacunas en respuesta a demandas individuales.
Esto ha llevado a Robert F. Kennedy Jr., argumente que no se ha estudiado suficientemente la relación entre las vacunas y el autismo, ya que las farmacéuticas no tienen incentivos financieros ni legales para hacerlo.
En 1991, un informe de la Academia Nacional de Ciencias sobre los efectos adversos de las vacunas señaló que no había datos suficientes para evaluar un posible vínculo entre la vacuna DPT (difteria, tos ferina, tétanos) y el autismo, no recomendó más estudios, se limitó a concluir que no había evidencia de una relación causal.
Desde entonces, se han realizado muchos estudios sobre este tema, pero sigue habiendo controversia incluso entre profesionales en salud si la relación ha sido investigada adecuadamente o no.
Organizaciones con declaraciones contradictorias sobre la seguridad de las vacunas
Varias organizaciones médicas y de salud pública han sostenido posiciones contradictorias sobre la seguridad de las vacunas. Por un lado, han argumentado que las vacunas son “inevitablemente inseguras” para obtener protección legal contra demandas por efectos adversos. Por otro lado, han afirmado que las vacunas son “seguras” cuando abogan por la obligatoriedad de la vacunación en niños o en trabajadores:
· Academia Estadounidense de Pediatría (AAP)
· Asociación Médica Estadounidense (AMA)
· Academia Estadounidense de Médicos de Familia (AAFP)
· Colegio Americano de Pediatras Osteópatas (ACOP)
· Colegio Americano de Medicina Preventiva (ACPM)
· Asociación Estadounidense de Salud Pública (APHA)
· Asociación de Funcionarios de Salud Estatales y Territoriales (ASTHO)
· Centro de Concientización e Investigación sobre Vacunas del Texas Children's Hospital
· Coalición de Acción para la Inmunización (IAC)
· Sociedad Estadounidense de Enfermedades Infecciosas (IDSA)
· Fundación March of Dimes
· Fundación Nacional para Enfermedades Infecciosas
· Asociación Nacional de Enfermeras Pediátricas Practicantes (NAPNAP)
· Coalición Nacional de Madres Sanas y Bebés Sanos
· Sociedad de Enfermedades Infecciosas Pediátricas (PIDS)
· Sociedad para la Salud y Medicina del Adolescente (SAHM)
· Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital de Niños de Filadelfia
Desconfianza en la seguridad de las vacunas
Mensajes contradictorios sobre la seguridad de las vacunas
En los tribunales, la industria y sus aliados han argumentado que las vacunas son “inevitablemente inseguras” para evitar responsabilidad legal.
En el discurso público y legislativo, las mismas organizaciones afirman que las vacunas son “completamente seguras” para promover mandatos de vacunación y eliminar exenciones.
Esta doble postura genera confusión y desconfianza entre los padres y defensores de la seguridad de las vacunas, quienes vemos una falta de transparencia en la comunicación sobre los riesgos y beneficios de la vacunación, muchos médicos, muchos padres y activistas perciben esto como una contradicción engañosa. lleva a que los padres y el público en general no sepan en qué confiar.
· Si las vacunas fueran realmente seguras, ¿por qué necesitarían inmunidad legal frente a demandas por efectos adversos?
La protección legal que concede inmunidad a los fabricantes disminuye su necesidad de realizar investigaciones exhaustivas sobre los efectos adversos, lo que limita la confianza pública en los estudios sobre seguridad de las vacunas.
De este modo, un lobby farmacéutico puede argumentar en Washington, D.C., que las vacunas son “inevitablemente inseguras” para obtener inmunidad legal y, el mismo día, testificar en una legislatura estatal que las vacunas son “completamente seguras” para justificar la eliminación de las exenciones religiosas y filosóficas a la vacunación.
Esta inconsistencia alimenta la percepción de que los defensores de la seguridad de las vacunas no están recibiendo información transparente y honesta, lo que refuerza la desconfianza en las agencias de salud pública o los pediatras que promueven la vacunación masiva de todos los niños.
Fundamentación legal: Bruesewitz v. Wyeth LLC (2011)
En este caso, la Corte Suprema interpretó la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 abordó si las demandas por defectos de diseño contra fabricantes de vacunas tienen rango superior por la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 (NCVIA). La Corte, en una decisión 6-2, determinó que la NCVIA protege a los fabricantes de vacunas aprobadas por la FDA contra demandas por defectos de diseño y determinó que los fabricantes de vacunas no pueden ser demandados por defectos de diseño en tribunales estatales o federales. La Corte sostuvo que, bajo la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 (NCVIA), las vacunas son productos "inevitablemente inseguros". Esto significa que, incluso cuando se fabrican correctamente y se acompañan de advertencias adecuadas, pueden causar efectos adversos inevitables, de esta forma reafirmó que el Congreso diseñó la ley para equilibrar la seguridad pública y la estabilidad del mercado de vacunas; incentivando la producción masiva de vacunas sin temor a litigios masivos.
1. Sin embargo anteriormente a la ley de 1986 en el caso Gottsdanker versus Cutter Laboratories (1955), Relacionado con la vacuna contra la polio, se responsabilizó al fabricante por un defecto en su producto bajo la doctrina de garantía implícita de seguridad.
2. EN el caso Reyes versus Wyeth Labs (1974), La Corte sostuvo que el fabricante de la vacuna oral contra la polio era responsable por no proporcionar advertencias adecuadas sobre los riesgos asociados, aplicando responsabilidad estricta.
Polarización del debate sobre vacunas
La presencia de la industria farmacéutica y su influencia sobre organismos de salud pública han llevado a que cualquier cuestionamiento sobre la seguridad de las vacunas sea etiquetado como “antivacunas” o “teoría de conspiración”. RFK ha dicho que lo han etiquetado de teórico de la conspiración, para disfrazar el hecho de que con la etiqueta de conspiranóico quieren evitar abordar el fondo del asunto. Para que las preocupaciones legítimas sobre seguridad sean minimizadas o censuradas, en lugar de ser abordadas con investigaciones independientes y abiertas.
Lo que RFK Jr., ha dicho que quiere cambiar
Conflictos de interés en las recomendaciones de salud pública
Muchas agencias reguladoras, como la FDA y los CDC, están siendo criticadas por tener puertas giratorias con la industria farmacéutica, y por tener ejecutivos de compañías farmacéuticas que ocupan puestos clave en las agencias que regulan las vacunas. Esto plantea preguntas sobre si las recomendaciones de vacunación se basan únicamente en la salud pública o si hay consideraciones económicas en juego. Por eso, quiere investigar esos posibles conflictos de intereses en la forma en que se manejan las políticas de vacunación.
La Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 ordenó al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) estudiar los posibles vínculos entre las vacunas que contenían tos ferina y más de una docena de afecciones, incluido el autismo.
La ley de 1986 protegió a los fabricantes de vacunas de demandas civiles, pero también reconoció la necesidad de investigar los efectos adversos de las vacunas.
Al incluir el autismo en la lista de afecciones a investigar, el Congreso aceptó la posibilidad de que podría haber efectos secundarios aún no comprendidos.
Las propuestas de RFK Jr. y porqué las temen quienes se oponen a ellas
Entre su propuestas se reconocen:
✔ Más investigación y transparencia
Para mantener la confianza en el programa de vacunación, es fundamental:
✔ Realizar más estudios independientes sobre la seguridad y efectos a largo plazo de las vacunas en el calendario de los CDC. Debate sobre la Seguridad de las Vacunas; transparencia, confianza y la necesidad de más investigación"
✔ Brindar mensajes coherentes y basados en evidencia, evitando contradicciones que puedan minar la credibilidad del sistema de vacunación.
✔ Garantizar la transparencia en la supervisión de la seguridad de las vacunas, asegurando que los estudios no estén influenciados por conflictos de interés de la industria farmacéutica.
Todo lo que RFK Jr. quiere es mantener altos estándares de seguridad, investigación rigurosa y comunicación honesta con el público. ¿Por eso lo temen, por eso no lo quieren?
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Excelente consideración de todo lo que puede ganar la ciudadanía del mundo entero si se convalida el accionar de este hombre que decidió DAR LA CARA y EXPONER la PERVERSIDAD de los MERCADERES DE LA SALUD. A estas alturas, espacios como éste nos han permitido llegar a la conclusión de que lo que estos SÁTRAPAS de los laboratorios y farmacéuticas promueven como ACONSEJABLE es, en verdad: DESACONSEJABLE. Yo ya tengo MUY EN CLARO que cuando ELLOS dicen que es POR MI SALUD yo debo interpretar que es para que MI ENFERMEDAD SE AGUDICE a fin de que ELLOS me provean de sus productos experimentales sin importarles un rábano si yo mejoro o empeoro. Y cuando me dicen que que es POR MI PROPIO BIEN yo, automáticamente, entiendo que ES POR MI PROPIO MAL. Estar en guardia, permanecer alertas y siempre vigilando los pasos de los ABYECTOS y PERVERSOS MERCADERES de la SALUD es ahora, más que nunca, una OBLIGACIÓN IRRENUNCIABLE. Arrimarnos a médicos que NO ACONSEJARON que nos INOCULÁRAMOS con un EXPERIMENTO es una GARANTÍA de CONFIABILIDAD y HUIR de aquellos EXPERTOS EN NADA que nos inducen, a través de la PRENSA BASTARDA, a ser COBAYAS es un DEBER INDECLINABLE e INELUDIBLE. Desde Mendoza, Argentina: gracias, apreciada Doctora Natalia, por seguir compartiendo LUZ para DESMONTAR las IMPOSTURAS. Reciba usted mi respeto y admiración por su GESTA de CONCIENTIZACIÓN.
Doctora, muchas gracias!! acabo de ver en el DeepSeek que tratamientos permiten en China para el covid.
No recomiendan la ivermectina, curiosamente. Lo siguiente sí recomiendan (de acuerdo a ese programa de IA):
Azvudine
Paxlovid
Remdesivir
De medicina tradicional China, recomiendan:
Lianhua Qingwen, contiene hierbas como ‘forsythia’ y honeysuckle
Jinhua Qinggan
Xuebing injection
Me pregunto que opina Ud. Un saludo un gran abrazo