Trump Kennedy Jr., y Jay Bhattacharya la daga en el corazón del tratado pandémico de la OMS, cuyas negociaciones siguen durante la primera semana de diciembre de 2024
El gran hermano sanitario: Cómo la OMS planea monitorear el mundo con el Sistema de Acceso a Patógenos y Distribución de Beneficios PABS (Pathogen Access and Benefit-Sharing System).
PABS es un componente clave del tratado pandémico propuesto por la OMS. Su objetivo principal es establecer un marco multilateral para facilitar el acceso global a patógenos con potencial pandémico, así como asegurar los beneficios económicos derivados de su uso, incluyendo vacunas, terapias, diagnósticos y recursos financieros.
En este artículo analizaremos en profundidad el hallazgo de patógenos en aguas residuales.
El Tratado de pandemias de la OMS es escenario de ambiciones y poderes supranacionales, mediante la implementación de una ideología global y la imposición de un nuevo credo burocrático sin consulta democrática. Esta propuesta de pacto pandémico refleja una ética cuestionable y una maquinaria de poder centralizado.
El 11 de noviembre de 2024 las copresidentes del Intergovernmental Negotiating Body (INB), Anne-Claire Amprou y Precious Matsoso, junto con el principal oficial jurídico de la OMS, Steven Solomon, informaron que no se adoptará un acuerdo sobre la pandemia en la próxima Asamblea Mundial de la Salud debido a la necesidad de más tiempo para finalizar las complejas negociaciones. Sin embargo a la vista de que a partir del 20 de enero de 2025 el presidente Donal Trump podría cambiar estas previsiones, el grupo INB está reunido durante toda la semana del 2 al 6 de diciembre de 2024, para intentar llegar a un acuerdo que permita aprobar de urgencia un Tratado de pandemias.
Durante las reuniones de este mes de diciembre se ha hecho evidente que hay muchas aasperezas y cosas que limar, hay opiniones para todos los gustos:
El biólogo Tedros Adhanom Ghebreusus director General de la OMS, subrayó la necesidad de disposiciones sólidas para la prevención, preparación y respuesta ante pandemias.
Yuan Qiong Hu de Médicos sin Fronteras expresó preocupación sobre el artículo 9 del acuerdo, enfatizando la equidad en el acceso global a la investigación y desarrollo.
Mogha Kamal-Yanni de Oxfam cuestionó si el acuerdo protegerá la salud pública global o la salud financiera de las empresas farmacéuticas.
Grega Kumer de la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA) que representa a la industria farmacéutica innovadora a nivel internacional y en las relaciones oficiales con las Naciones Unidas. IFPMA destacó la importancia de un enfoque multi-stakeholder es decir de dividir a las partes interesadas en grupos más pequeños o segmentos con características o necesidades similares, para gestionar pandemias de manera efectiva y mejorar el acceso equitativo a productos farmacéuticos.
Spark Street Advisors grupo de apoyo a organizaciones que trabajan en salud y desarrollo global que aspiran a tener un impacto significativo en los sistemas en los que operan llamó a que los informes sobre la preparación pandémica de los países sean obligatorios y supervisados de manera independiente.
Dame Barbara Stocking, del panel de la convención mundial de salud pública el día 2 de diciembre de 2024 instó a los negociadores a alcanzar un acuerdo final equitativo y con un claro camino hacia la adopción y la entrega.
El tratado pandémico de la OMS no es simplemente un error de diseño; es un manifiesto político que amenaza con redibujar las líneas de la soberanía global. Resistirlo no es una cuestión de nacionalismo estrecho, sino de preservar la libertad, la autodeterminación y la justicia.
La OMS, con su historial de errores y su falta de transparencia, no está en posición de dictar términos vinculantes a estados soberanos o dicho de otra forma de obligarles a desarrollar normas legales que faciliten las decisiones autoritarias cuando no totalitarias, que vnculen a la ciudadanía al cumplimiento de obligaciones que podrían restringir, suspender mediante coacciones y coerciones derechos humanso fundamentales y lebertades publicas garantizadas constitucionalemnte. Este tratado debe ser rechazado al igual que deben serlo las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional RSI, aprobadas el 1 de junio de 2024, pero que el propio RSI prevé en su artículos 61 en relación con el 59 que pueden ser rechazadas, ( para lo que todavia estamos atiempo). La soberanía no es negociable, ni siquiera en nombre de la salud global.
Una nueva trampa, patógenos en aguas residuales: la nueva herramienta de control global
La propuesta de financiar el sistema de respuesta pandémica global a través del hallazgo de patógenos, incluyendo aquellos detectados en aguas residuales, introduce un peligroso disparate. La vigilancia epidemiológica es una de las herramientas ante amenazas sanitarias, pero algunos enfoques abren la caja de Pandora: un mecanismo para justificar medidas totalitarias basadas en peligros hipotéticos, o mucho peor, para manipular economías nacionales bajo pretextos sanitarios.
Visto como han actuado durante toda la era covid, es imperativo explorar las implicaciones de este sistema, tanto por su potencial científico como por los riesgos geopolíticos y sociales que conlleva. No es posible ignorar que, en manos equivocadas (que son las de quienes únicamente buscan beneficios económicos), esta estrategia puede convertirse en una trampa perfecta para imponer agendas políticas y económicas sin oposición legítima.
Patógenos: ciencia o excusa
La detección de patógenos en aguas residuales no es nueva; se utiliza desde hace años para monitorear enfermedades como el poliovirus. Sin embargo, su uso como base para decisiones de gran alcance global plantea preguntas legítimas que deben resolverse con espíritu crítico:
Una base esencialmente vaga
Las aguas residuales contienen patógenos en todas partes del mundo. Es inevitable encontrar material genético de virus y bacterias que con una definición vaga como lo es la de emergencia pandémica, es fácil encontrar patógenos con potencial pandémico, lo que permite construir narrativas alarmistas basadas en datos hipotéticos, pero no contextualizados en hechos reales.
¿Cómo se determinará el umbral para clasificar un hallazgo como “amenaza real”? Esta laguna de conocimiento, jurídica y este vacío científico permite un margen peligroso para la interpretación subjetiva.
De lo hipotético a lo totalitario
El tratado de la OMS habilitaría la implementación de medidas preventivas basadas únicamente en riesgos potenciales. Esto significa que se podrían imponer restricciones económicas y sociales sin que exista un peligro inmediato y tangible.
Nada impide que esta lógica sea utilizada con fines políticos, Por ejemplo, sancionar o paralizar economías bajo el pretexto de "prevenir un brote".
La ciencia como escudo para la política
La OMS no puede ser el único árbitro de estas decisiones cuando su historial incluye errores graves (como durante toda la era covid-19). La Falta de transparencia histórica socava y mina cualquier defensa científica que pretenda monopolizar.
La Trampa del Financiamiento
El financiamiento del sistema global de prevención basado en el hallazgo de patógenos tiene consecuencias profundas, que no son puramente económicas.
Un modelo de incentivos perversos
Si el hallazgo de patógenos genera recursos, se crea un sistema donde siempre habrá razones para encontrar amenazas. Es decir, la lógica se convierte en: cuantos más riesgos detectemos, más dinero obtendremos.
Esto pone en riesgo la objetividad científica, ya que incentiva la sobrerrepresentación de amenazas para justificar medidas preventivas y el flujo continuo de financiamiento.
Manipulación de economías enteras
Países con alta dependencia económica de sectores sensibles, como el turismo o las exportaciones, podríamos tener que enfrentar medidas restrictivas preventivas, como ya ocurrió en la era covid. Estas medidas, justificadas en hallazgos de patógenos, podrían paralizar industrias enteras.
Por ejemplo, un hallazgo en aguas residuales de un país podría resultar en cuarentenas injustificadas para productos agrícolas, desestabilizando mercados globales en beneficio de actores u oligarcas fincidores privados de la OMS más fuertes.
Uso preventivo: de la precaución al control
El carácter preventivo del tratado pandémico amplía enormemente las posibilidades de abuso político y económico:
Restricciones arbitrarias
Basándose en riesgos teóricos, los gobiernos podrían justificar la imposición de cuarentenas, cierre de fronteras o restricciones de movimiento que no respondan a una amenaza real. Esto no solo tiene implicaciones económicas, sino también sociales y políticas.
¿Quién decide cuándo un peligro es suficientemente grave? No hay estándares que garanticen que estas decisiones no sean desproporcionadas. De la misma forma que no había estándares sobre los ciclos a los que debían hacerse las PCR en la era Covid y había laboratorios que lo hacían a 45 ciclos, ortrs a 35 etc y a mayor numero de ciclos, mayor numero de falsos positivos.
El pretexto perfecto para el totalitarismo
La narrativa de "preparación sanitaria" puede ser utilizada para consolidar poderes ejecutivos extraordinarios, limitando derechos fundamentales como la libertad de movimiento, de expresión, de reunión y otros.
Bajo este sistema, los estados podrían implementar medidas coercitivas sin una evaluación democrática, alegando el mandato de un acuerdo internacional.
Manipulación de riesgos globales
En el tablero geopolítico, el hallazgo de patógenos puede convertirse en una herramienta para influir en decisiones estratégicas. Un país podría ser señalado como "foco de riesgo", afectando su comercio, u industria, sus servicios incluso su diplomacia, sin evidencia que lo respalde plenamente.
Un futuro de control bajo el pretexto de la salud
La idea de financiar medidas pandémicas a partir de hallazgos en aguas residuales no debe interpretarse como un esfuerzo ingenuo por mejorar la salud pública global. Es un sistema que, si no se controla, puede convertirse en un mecanismo de control geopolítico, económico y social.
La OMS, como actor supranacional no electo, no debe tener la autoridad para imponer medidas vinculantes basadas en datos especulativos. Su historial de errores y sesgos políticos hace que esta concentración de poder sea inaceptable.
El riesgo de centralizar decisiones basadas en criterios ambiguos crea un sistema que prioriza el control sobre la verdadera salud pública.
El hallazgo de patógenos en aguas residuales, presentado como una solución avanzada para la prevención de pandemias, tiene un trasfondo inquietante. Este sistema no solo amenaza con erosionar la soberanía de los estados, sino que también puede ser utilizado para justificar medidas autoritarias y manipular economías enteras.
No es tiempo de ingenuidad. Es tiempo de resistir y de renovar el consentimiento informado tan depauperado bajo los planes de vacunación. El mundo no necesita un sistema global de vigilancia que facilite la centralización del poder y la imposición de narrativas únicas; necesitamos soberanía, transparencia y una “Verdad” basada en principios objetivos democráticos.