USAID: la agencia que financiaba laboratorios problemáticos, exportaba ideología y financiaba virus quiméricos dice adiós.
De la ayuda humanitaria a la manipulación biológica: El rostro filantrópico de la manipulación global. Musk lo dijo claro: 'USAID es una bola de gusanos'. Y Trump la cierra
El golpe final
El anuncio llegó sin preámbulos, con el carisma que caracteriza a Elon Musk: "La USAID es una bola de gusanos. No hay ninguna manzana. Cuando no hay manzana, básicamente hay que deshacerse de todo". Un acto inédito que reavivó el debate sobre la verdadera naturaleza de esta organización. Sus palabras, publicadas en X, marcaron el cierre definitivo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la agencia que, desde 1961, bajo el gobierno de John F. Kennedy, había servido como la herramienta más sofisticada del poder blando estadounidense.
El 3 de febrero de 2025, Marco Rubio, designado director interino de la agencia, confirmó en El Salvador que el desmantelamiento era irreversible. Mientras tanto, Donald Trump, desde su círculo más cercano, celebró el fin de lo que llamó "una estructura indolente que no servía a los intereses del pueblo estadounidense".
El congelamiento de fondos y la absorción por el Departamento de Estado
La agonía de la USAID había comenzado semanas antes. En enero, la administración Trump congeló casi toda la ayuda exterior, una medida que asestó un golpe letal. Solo quedaron exentas aquellas iniciativas alineadas con la política “Estados Unidos primero”. El periodista Walter Curt informó que la agencia sería absorbida por el Departamento de Estado, en un intento de centralizar su control y eliminar cualquier atisbo de autonomía operativa. La sede fue cerrada de inmediato. Su sitio web y sus redes sociales desaparecieron sin dejar rastro. A miles de empleados se les ordenó no presentarse a trabajar. En un mundo donde la narrativa lo era todo, la USAID ha sido borrada como si nunca hubiera existido.
El asedio de Musk y el informe clasificado
Detrás de esta ofensiva final estaba un hombre decidido a hurgar en los rincones más oscuros de la agencia: Elon Musk. Fuentes cercanas a la investigación confirmaron que sus equipos habían exigido acceso a documentos clasificados relacionados con la financiación de proyectos en laboratorios de bioseguridad en el extranjero. Cuando dos altos jefes de seguridad de la USAID se negaron a entregar ese material, fueron despedidos.
Este episodio fortaleció la teoría de que la agencia había servido como conducto para financiar investigaciones de “ganancia de función”, incluida la manipulación genética de coronavirus a través de EcoHealth Alliance, liderada por Peter Daszak. El escándalo alcanzó a figuras como Ralph Baric, virólogo de la Universidad de Carolina del Norte, cuyo laboratorio participó en experimentos que aumentaron la infectividad de virus similares al SARS en células humanas. La posibilidad de que los fondos de la USAID hubieran facilitado indirectamente las investigaciones que llevaron al brote de COVID-19 puso en tela de juicio toda la estructura de financiación científica estadounidense.
El legado de USAID: Filantropía o intervención encubierta
Desde su creación, la USAID se ha presentado como una entidad humanitaria, pero su historia la revela como un instrumento de influencia geopolítica. En América Latina ha quedado sobradamente documentada su participación en la desestabilización de gobiernos inconvenientes para Washington. En Cuba, Venezuela y Bolivia, la agencia financió medios de comunicación de oposición, campañas políticas y ONG que actuaron como brazos indirectos de la diplomacia estadounidense. En Ucrania, sus inversiones multimillonarias fueron parte de una estrategia para contrarrestar la influencia rusa en la región.
Su faceta menos visible, pero más controvertida, fue la financiación de investigaciones científicas de alto riesgo. La relación entre la USAID, EcoHealth Alliance y el Instituto de Virología de Wuhan es una de las piezas más inquietantes del rompecabezas. Una parte de la comunidad científica defendió a diestra y siniestra estos estudios como necesarios para prevenir pandemias, sin embargo voces como la mía en el manifiesto de médicos por la Verdad en todo el mundo han pedido una moratoria indefinida. El bioingeniero de Stanford Michael Lin los ha calificado de “escandalosos” por la falta de medidas de bioseguridad adecuadas. El cierre de la USAID es, sin duda, un hecho histórico. Su absorción por parte del Departamento de Estado sugiere un cambio de estrategia, lo que no garantiza un abandono del intervencionismo.
Como ocurre con tantos otros gestos imperiales disfrazados de altruismo, su verdadero propósito ha sido mucho más turbio: servir de brazo encubierto de la política exterior estadounidense, financiando proyectos que encajan con los intereses estratégicos de Washington, al otro lado del mundo.
El financiamiento a laboratorios de alto riesgo: el escándalo de la "ganancia de función"
Pero si la USAID hubiera sido simplemente un juguete diplomático para financiar revoluciones de colores y manipular economías extranjeras, la polémica no llegaría tan lejos. Lo que ha salido a la luz recientemente es mucho más grave: la USAID ha canalizado millones de dólares a investigaciones de “ganancia de función” sobre virus potencialmente pandémicos.
Esta práctica, defendida bajo el pretexto de la prevención, consiste en la manipulación genética de los virus para aumentar su capacidad de infectar a los humanos. El laboratorio de Ralph Baric en la Universidad de Carolina del Norte y el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) han formado parte de esta red financiada indirectamente por la USAID, a través de EcoHealth Alliance, una organización liderada por Peter Daszak.
El estudio de 2015 en Nature Medicine, dirigido por Baric y Daszak, reveló la creación de un virus quimérico con capacidad de infectar células humanas. El SHC014-CoV, un coronavirus de murciélago modificado, logró propagarse eficientemente en el tejido pulmonar humano, pese a las advertencias de expertos como Richard Ebright, profesor de química y biología química en la Junta de Gobernadores de la Universidad de Rutgers y director de laboratorio del Instituto Waksman de Microbiología, quien dijo que este tipo de investigaciones generan “nuevos peligros antinaturales” sin un beneficio claro para la prevención de pandemias y denunció los riesgos catastróficos de estos experimentos.
El engaño del "progreso científico" y el juego de la bioseguridad
Mientras los defensores de la ciencia justificaban estos experimentos como una herramienta para anticipar pandemias, estalló la crisis de COVID-19 y la atención recayó sobre estos laboratorios. Michael Lin, bioingeniero de Stanford, calificó de “escandaloso” que este tipo de investigación se estuviera realizando en laboratorios con bioseguridad insuficiente, como el WIV, que operaba con niveles bajos de seguridad BSL-2 para experimentos que deberían haber requerido BSL-4.
La reacción es brutal: la ciencia que pretendía anticipar una pandemia podría haberla provocado. Y ahí es donde entra en juego USAID, financiando esta investigación sin un control ni una supervisión efectivos, con fondos teóricamente destinados al “desarrollo internacional”.
La caída de USAID
El cierre de la USAID ha provocado reacciones encontradas. Para algunos, marca el fin de una era de hipocresía, donde la ayuda humanitaria era un pretexto para la dominación geopolítica. Para otros, es un cambio de estrategia: la influencia estadounidense seguirá operando, pero con nuevos mecanismos y actores.
La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas “ganancias de función” seguirá financiando el gobierno estadounidense sin rendir cuentas a los ciudadanos?
El verdadero problema no es el cierre de una agencia. Es la estrategia perenne de quienes, detrás de una cortina de “progreso”, juegan con la vida y la muerte a escala global. La USAID ha caído, pero la máquina sigue girando.
El problema fundamental radica en la persistencia de un modelo de “altruismo” internacional que no responde a las necesidades de los pueblos, sino a las estrategias de control de las grandes potencias. El cierre de la USAID puede parecer un golpe simbólico, pero la estructura de dominación de la ciencia y la medicina que representaba bajo un disfraz opaco sigue intacta bajo otros nombres y organizaciones.
El monopolio del bien y la filantropía como arma
En esencia, USAID ha sido sólo un engranaje de una maquinaria mayor, donde la “ayuda humanitaria” es una moneda de cambio geopolítica. A lo largo de su historia, ha financiado tanto la “democracia” como su opuesto: desde campañas de desestabilización en América Latina hasta el apoyo a laboratorios con protocolos de bioseguridad cuestionables en Asia. Su capacidad de intervenir en países estratégicos, influyendo en su política y economía bajo el pretexto de la cooperación, es un modelo que no creemos que desaparezca de un plumazo con su cierre.
Ganancia de función: un experimento con la ética
El debate sobre la “ganancia de función” no es sólo científico, sino moral. La modificación genética de virus con potencial pandémico no sólo plantea cuestiones de bioseguridad, sino también sobre el derecho mismo de la ciencia a manipular la naturaleza de forma tan temeraria.
En el siglo XX, la humanidad se horrorizó ante la experimentación con armas biológicas en proyectos como la Unidad 731 en Japón o el bioterrorismo de la Guerra Fría. ¿Cómo llegamos a un punto en el que se financian y defienden experimentos similares en nombre del progreso? ¿Cuándo se convirtió la prevención de pandemias en una excusa para fabricar agentes potencialmente pandémicos?
El falso dilema:ciencia o seguridad
La OMS y otros satélites han defendido estos experimentos, argumentando que son necesarios para anticipar y prevenir futuras pandemias. Pero sabemos que las mayores catástrofes a menudo provienen de la arrogancia de quienes creen que pueden controlar fuerzas que apenas comprenden. Cuando científicos como Ralph Baric diseñan virus químicos, ¿están realmente protegiendo a la humanidad o simplemente jugando con fuego en un laboratorio? El argumento de que estos experimentos pueden prevenir pandemias se desmorona: en 2019, cuando supuestamente el Covid se estaba extendiendo por el mundo, ¿servieron estos experimentos para detenerlo? La vigilancia genética de los virus no evitó la crisis, pero sí contribuyó a aumentar la desconfianza pública en la ciencia y las instituciones.
La pregunta incómoda
Si USAID fue uno de los principales canales de financiación de estos proyectos, ¿quién ocupará ahora su lugar? ¿Big Pharma con sus propias agendas? ¿O simplemente veremos el surgimiento de nuevas fundaciones privadas, que promuevan la misma ideología con un logo diferente?
La opacidad con la que se ha manejado la financiación de estos experimentos deja claro que el problema es mucho más que la propia USAID, es la falta de una supervisión real sobre los fondos destinados a la “investigación biomédica”. Mientras los gobiernos sigan justificando estos estudios con la excusa de la seguridad sanitaria, seguiremos en un juego peligroso en el que los ciudadanos son meros espectadores de decisiones que podrían tener consecuencias irreversibles.
El Negocio de la Catástrofe: Cómo la Ciencia Rentabiliza el Miedo
El miedo ha sido siempre una de las herramientas más rentables del poder. En tiempos de guerra, es el pretexto perfecto para expandir el aparato militar. En tiempos de Emergencia de salud pública de importancia internacional PHEIK (Fake) pandemia, es la justificación ideal para experimentos de bioingeniería que antes habrían sido impensables. La pregunta no es si la investigación de ganancia de función es útil, sino quién se beneficia de su existencia y a qué costo para el resto de la humanidad.
Cuando se revisan los beneficiarios de estos estudios, no sorprende encontrar un entramado de intereses entre universidades, grandes farmacéuticas y agencias gubernamentales. EcoHealth Alliance, bajo la dirección de Peter Daszak, se convirtió en la principal vía de financiamiento para estos experimentos, canalizando dinero de USAID y el NIH hacia el Instituto de Virología de Wuhan. ¿Cómo una organización privada terminó manejando fondos estatales para investigaciones tan peligrosas?
Porque este no es un problema aislado de USAID, sino un patrón recurrente en la relación entre la ciencia y el poder. Los laboratorios que modifican patógenos no están motivados por la seguridad pública, sino por el acceso a una financiación que crece exponencialmente en cada crisis sanitaria. La era covid fue un desastre global, y una oportunidad de oro para justificar más fondos, más estudios y más censura para el control sobre la narrativa científica.
Pocas personas sospecharían que el dinero destinado a ayuda humanitaria pueda acabar en laboratorios que juegan a ser dioses con virus mortales.
Estados Unidos ha usado históricamente la ayuda humanitaria como un disfraz para otros
El Dilema Ético: ¿Hasta Dónde Puede Llegar la Ciencia?
La pregunta más profunda que deja este escándalo es: Si la ciencia tiene la capacidad de alterar virus para hacerlos más infecciosos o letales, ¿debería hacerlo?
El argumento de que estas investigaciones son necesarias para prevenir pandemias es frágil. No hay evidencia de que modificar virus en laboratorios haya evitado ninguna crisis sanitaria, pero sí hay evidencia de que estos experimentos aumentan los riesgos de una fuga accidental. En otras palabras: el remedio no solo podría ser peor que la enfermedad, sino que podría ser la causa misma de la enfermedad.
El principio de precaución, una de las bases de la bioética, se ignora sistemáticamente cuando los intereses económicos entran en juego. La historia de USAID en la financiación de estos proyectos no es más que una prueba de ello: lo que comenzó como una agencia de ayuda se convirtió en un patrocinador de experimentos que rozan la ciencia ficción.
Elon Musk y Donald Trump han celebrado su cierre como un paso contra el "globalismo". Pero la pregunta clave es: ¿desaparecerá el financiamiento encubierto de proyectos riesgosos, o simplemente se trasladará a nuevas manos?
Si el dinero sigue fluyendo hacia organizaciones privadas como EcoHealth Alliance o hacia laboratorios universitarios con contratos gubernamentales, o el de U otras fundaciones privadas, entonces USAID no era más que un intermediario prescindible. Su desaparición no cambia el problema de fondo.
Sabemos que el poder nunca se disuelve, solo se redistribuye. Y en este caso, la redistribución ya ha comenzado.
El Gran Engaño: La Ciencia Como Herramienta de Control
Hemos llegado a un punto donde la línea entre el avance científico y la manipulación geopolítica se ha desdibujado por completo. La caída de USAID ha puesto en evidencia no solo la corrupción de una agencia, sino un sistema completo de financiación opaca, ciencia irresponsable y control narrativo.
El relato oficial siempre ha pintado la investigación biomédica como un esfuerzo altruista por la salud global. Pero cuando se escarba en los documentos financieros y se sigue el rastro del dinero, el panorama cambia: científicos modificando virus, agencias gubernamentales pagando en la sombra, y todo ello envuelto en una justificación de “prevención de pandemias” que nunca ha demostrado ser efectiva.
Si la era covid nos dejó una lección, es que los gobiernos y sus instituciones no están interesados en la verdad, sino en la gestión de la percepción pública. Lo que comenzó como un debate científico sobre el origen del virus fue rápidamente silenciado, etiquetado como “teoría de la conspiración” hasta que, años después, se ha reconocido que la fuga de laboratorio es una posibilidad real.
¿Qué otros temas están siendo deliberadamente ocultados en este momento?
El circo sigue, con nuevos malabaristas
El cierre de USAID no es el fin de la corrupción, ni de la financiación de experimentos peligrosos, ni del uso de la ayuda internacional como un arma geopolítica. Es solo un cambio de escenario.
El verdadero desafío ahora no es celebrar el cierre de una agencia, sino exigir una transformación radical en la forma en que se financian y supervisan los proyectos científicos de alto riesgo. Si no hay control real, si no hay transparencia absoluta, la historia se repetirá.
Mientras Trump y Musk celebran su eliminación como un triunfo sobre el globalismo. la realidad es que para evitar ser manipulados debemos preguntarnos si las agendas ocultas y la manipulación de la ciencia seguirán operando bajo otros nombres.
Sabemos que el poder no se disuelve, solo se transforma.
REFERENCIAS
Menachery, V., Yount, B., Debbink, K. et al. A SARS-like cluster of circulating bat coronaviruses shows potential for human emergence. Nat Med 21, 1508–1513 (2015). https://doi.org/10.1038/nm.3985
https://www.nature.com/articles/nm.3985
Marco Rubio afirma que fue nombrado director interino de USAID; Musk anunció cierre de la agencia
Cómo funciona USAID y de qué manera la decisión de Trump de cerrarla puede impactar América Latina
Silvia Ribeiro / II y última. Los oscuros orígenes del virus.
https://www.jornada.com.mx/2021/01/30/opinion/021a1eco
La derrota de Ucrania costaría a Estados Unidos 800.000 millones en defensa en 5 años.
China usó técnicas de EEUU para crear coronavirus de forma insegura https://www.technologyreview.es/s/13527/china-uso-tecnicas-de-eeuu-para-crear-coronavirus-de-forma-insegura
Rowan Jacobsen. Inside the risky bat-virus engineering that links America to Wuhan. https://www.congress.gov/117/meeting/house/114658/documents/HHRG-117-IF14-20220427-SD003.pdf
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Luego de leer esta estupenda y pormenorizada explicación me viene a la mente un viejo refrán que dice MUERTO EL PERRO, SE ACABÓ LA RABIA. Lamentablemente, en este caso no es así, ya que la RABIA continúa más allá de que maten al PERRO DE TURNO. Si se tardó medio siglo en disolver un organismo TRAVESTIDO de HUMANITARIO pero VERGONZOSAMENTE CRIMINAL, ¿cuántos años más deberemos esperar para ERRADICAR a estos SÁTRAPAS que CONVALIDARON una ABYECTA PLANDEMIA? Celebro que estos datos se EXPONGAN de esta manera IRREFUTABLE porque así se GENERA CONCIENCIA con respecto a todos los EMBATES a que nos someten los PERVERSOS. Este espacio, apreciada Doctora Natalia, es, en verdad, un APORTE INVALORABLE para que no nos conformemos con lo que nos informa la PRENSA y la TELEVISIÓN BASTARDAS. Personalmente, difundo sus escritos entre mis contactos y los guardo para cuando crezca mi pequeño nieto y así pueda ACCEDER a la VERDAD que se nos ha ocultado en estos tiempos aciagos. Creo firmemente en que llegará un día en que muchos niños y adolescentes de hoy, que PADECIERON esta ABYECTA MENTIRA SANITARIA, crecerán y madurarán y se dedicarán a REVISAR los guiones de esos EXPERTOS EN NADA que silenciaron a los VERDADEROS ESPECIALISTAS para llevar adelante el TERRORISMO SANITARIO del QUINQUENIO 2020/2024. Por eso, escritos como éste serán un TESTIMONIO IMPRESCINDIBLE para RECUPERAR la VERDAD HISTÓRICA que pretendieron ocultar.
Desde Mendoza, Argentina: ¡¡¡¡¡gracias, como siempre, por su GESTA de RESISTENCIA contra los PERVERSOS!!!!! Mi REDOBLADA ADMIRACIÓN por NO ALINEARSE con colegas AMORDAZADOS que TRAICIONARON a la ciudadanía mundial con su SILENCIO y COBARDÍA.