Los sesgos de los verificadores de hechos ¿Quién revisa a los Fact Checkers? El mito detrás de las vacunas covid ¿Salvaron millones de vidas? El informe del congreso de EE. UU. sobre la pandemia
Vacunas, verificadores de la verdad (fact-checkers) y censura: El triángulo del control en la era covid
Con Motivo de la Revisión Crítica del Informe sobre la Pandemia del Coronavirus emitido por el Congreso de Estados Unidos Maldita ciencia hizo un artículo, lleno de sesgos, vamos a analizar esos sesgos sobre el informe del congreso de EEUU y el artículo de maldita, así como tambien sus consecuencias para España y para el Mundo. Médicos por la Verdad difundió un manifiesto del que ya hice un artículo anteriormente.
Entre tanto el mundo tiembla ante la idea de que Robert Francis Kennedy Jr sea el nuevo secretario de Salud y Servicios Humanos. 75 premios nobel y 17000 médicos se oponen a que asuma el cargo y han escrito cartas para intentar que el senado de EEUU, y en particular, por lo menos 3 senadores repúblicanos pongan en práctica un voto díscolo con su propio partido, a fin de que la nominación de Kennedy sea rechazada.
En EEUU hay más de un millón de médicos, pero algunos permanecen fieles a los lobbies que los financian y se dedican a escribir este tipo de cartas. Otros como los premios Nobel hacen política a favor del parrido rival de Trump, para impedir que sea elegido Kennedy como secretario de Salud, ya que ha prometido investigar a todos los profesionales de la salud, incluidas revistas científicas que hayan sido sobornados durante la era Covid y si se demuestra que lo han sido promete demandarlos.
Por otra parte el DR Jay Bathacharya, catedrático en salud pública y doctor en economia en la Univeridad de Stanford, nominado para ser director del insitutuo nacional de salud (NHI) de EEUU, ha dicho que la censura durante la pandemia ha sido causa de muchas uertes que podan haberse evitado si se hubiera dejado hablar a los médicos que someten la ciencia a la falsabilidadm en lugar de censurarlos.
Aunque no estoy de acuerdo con algunas de las afirmaciones del informe, en este artículo, analizo uno de los documentos más relevantes y polémicos sobre la pandemia de COVID-19: el informe del Congreso de EE.UU. publicado en diciembre de 2024. Este informe, aplaudido en gran parte y cuestionado por los verificadores como “maldita”, no sólo expone las fallas en la gestión de la crisis, sino que también aborda el impacto de las vacunas, el papel de los fact-checkers y los cambios recientes en la política de desinformación en redes sociales. Desde la perspectiva crítica de Médicos por la Verdad, cuyo manifiesto marcó un punto de inflexión en el debate público, exploro los puntos en los que coincidimos con las conclusiones del informe y, sobre todo, los aspectos que considero problemáticos, como la afirmación de que las vacunas salvaron millones de vidas.
Además, abordo la "otra cara de la moneda" de los verificadores de hechos, esas figuras que prometieron garantizar la verdad pero que, en muchos casos, han terminado siendo herramientas de sesgo político y censura, según ha afirmado Mark Zuckerberg Ceo de Meta, Instagram Facebook, Threads, que ha decidido eliminar a los fact-checkers de Meta y reemplazarlos por Community Notes, un cambio que, según sus propias palabras, busca devolver la confianza perdida en las plataformas sociales.
Contenidos del artículo
Introducción: Un informe controvertido y un debate necesario
· Coincidencias con el informe: El papel de las restricciones y la censura
· El punto de desacuerdo: ¿Realmente las vacunas salvaron millones de vidas?
· Fact-checkers: ¿Garantías de verdad o herramientas de control?
· Desacreditación política: un argumento sesgado de maldita ciencia
· Community Notes: El giro de Zuckerberg hacia la transparencia comunitaria
· De la censura a la verdad: 10 lecciones aprendidas de la era covid y el camino hacia la verdad
El informe del Congreso de Estados Unidos sobre la pandemia ha reabierto heridas sociales y reavivado debates fundamentales sobre cómo gestionar las crisis sanitarias y comunicar la información. Respaldado por abundantes datos y testimonios, el documento aborda las fallas en la preparación para la pandemia, el impacto de las medidas no farmacéuticas y los efectos adversos de las vacunas. En Médicos por la Verdad (véase el video o el artículo de nuestro Manifiesto), acogemos con satisfacción algunos puntos clave del informe, como la crítica a las restricciones excesivas y la censura aplicadas durante toda la era de la COVID-19. Sin embargo, no puedo suscribir la idea de que las vacunas salvaron millones de vidas sin un examen más minucioso, como explicaré más adelante.
En este contexto, también es imperativo reflexionar sobre el papel de los fact-checkers, una herramienta que prometía combatir la desinformación pero que, en la práctica, ha caído en descrédito debido a su sesgo y politización. ¿La decisión de Mark Zuckerberg de eliminar a los fact-checkers es simplemente un giro estratégico para calmar las aguas tras el descontento público?
En este artículo exploro estos puntos en detalle, presentando tanto mis críticas como las propuestas de Médicos por la Verdad,para un debate más transparente, equilibrado y, sobre todo, libre de dogmas.
El informe del congreso en síntesis
Sobre los Orígenes del virus concluye el encubrimiento científico ante hechos como que el covid tuvo un origen político, siendo artificial y relacionado con laboratorios en China y EE. UU., descartando su origen natural.
Sobre las medidas de confinamiento afirma que los confinamientos y el distanciamiento social carecieron de justificación científica, siendo decisiones políticas arbitrarias, que se implementaron los confinamientos prolongado sin evidencia concluyente sobre su efectividad.
Sobre la gestión gubernamental critica a múltiples administraciones por medidas sin base científica y errores en la protección de ciudadanos.
Sobre los cierres de escuelas señala el impacto a largo plazo en la educación y salud mental de los niños, dado que los datos mostraron un bajo riesgo de enfermedad grave en menores.
Sobre los mandatos de mascarillas señala que la evidencia sobre su eficacia para toda la población era limitado y ninguna en espacios abiertos.
¿Por qué cuestiono la narrativa de las vacunas covid?
El debate sobre las vacunas COVID-19 se ha centrado en una afirmación que sin ningún tipo de debate por haber estado censurado han querido convertir en una premisa incontestable: “las vacunas salvaron millones de vidas”. Sin embargo, como médico especialista con años de experiencia, y habiendo tratado personalmente miles de casos durante la era covid y hasta el momento actual, me veo obligada a cuestionar la validez de esta narrativa. En este artículo explicaré por qué la afirmación de que las vacunas contra el COVID-19 salvaron innumerables vidas debe analizarse con más detenimiento, cómo la propaganda ha desempeñado un papel clave en su aceptación generalizada y por qué la evolución natural de los virus ofrece una explicación alternativa para la disminución de la mortalidad en el segundo año de la pandemia. Mi objetivo es abrir un espacio para un debate honesto e informado.
¿Cómo se mide que las vacunas salvaron vidas?
Una de las bases para afirmar que las vacunas salvaron millones de vidas son los modelos matemáticos predictivos. Estos modelos, se basan en múltiples supuestos, entre ellos las tasas de mortalidad previas a la vacunación, los niveles de cobertura de la vacuna y las estimaciones de la eficacia de la vacuna para prevenir muertes. Pero ¿qué sucede cuando las variables de estos modelos son erróneas o incompletas?
En la práctica clínica, se ha comprobado que la realidad casi nunca coincide con estas proyecciones. Hasta la fecha, millones de personas no vacunadas en todo el mundo siguen estando sanas, sin sufrir complicaciones graves por la Covid ni efectos adversos asociados a las vacunas. Tampoco se puede decir que estas llamadas vacunas hayan evitado la infección en terceros, porque ya se ha demostrado que no es así, y así lo afirmó durante una audiencia en el Parlamento Europeo el 10 de octubre de 2022. Janine Small, presidenta de Mercados Internacionales de Pfizer, respondió a una pregunta del eurodiputado Rob Roos sobre si la vacuna contra la COVID-19 había sido probada para prevenir la transmisión antes de su lanzamiento. Small afirmó que no. Desde el principio, las vacunas no fueron diseñadas para bloquear la transmisión.
Este hecho plantea una pregunta incómoda: si millones de personas no vacunadas han sobrevivido sin problemas graves, ¿es posible que la narrativa sobre el impacto salvador de vidas de las vacunas sea una propaganda exagerada y efectista?
La hipótesis de la teoría de la evolución de los virus:
Analicemos los hechos: durante la pandemia de gripe española de 1918-1920, que fue considerablemente más letal que la de covid, la mortalidad se redujo significativamente en el segundo y tercer año sin la intervención de las vacunas. Esto se explica en parte por la teoría de la evolución de los virus: los patógenos tienden a volverse menos letales con el tiempo, ya que su objetivo evolutivo no es matar al huésped, sino propagarse.
Los efectos adversos: un costo ignorado
Como médico, he atendido personalmente a miles de pacientes que han sufrido efectos adversos graves tras la vacunación, desde trombosis hasta miocarditis y síndromes neurológicos debilitantes. Estos casos no son anecdóticos ni estadísticamente insignificantes; son una realidad clínica que se ha minimizado o desestimado en el discurso público, lo que me lleva a cuestionar la narrativa predominante sobre los beneficios absolutos de las vacunas.
La ciencia no es estática; la medicina avanza y mejora al reconocer errores y cuestionar premisas aceptadas. Sin embargo, en el caso de las llamadas “vacunas” contra el Covid, cualquier crítica ha sido silenciada bajo el peso de una narrativa que se presenta como indiscutible. Cualquier narrativa que pueda ser sometida a la falsabilidad científica, no es ciencia. Así que su sigue la ciencia, se fundamenta en silenciar a médicos y científicos de carraras intachables porque someten a la crítica de la razón y la falsabilidad, entonces te están mintiendo, eso no es ciencia, eso es manipulación en todos sus términos. Esta postura inflexible socava el debate científico, y erosiona la confianza pública en las instituciones sanitarias.
La propaganda: el poder de una narrativa bien construida
Otro factor crucial es la forma en que se ha promovido la narrativa de las vacunas como salvadoras de la humanidad. La propaganda, definida aquí como la difusión de información sesgada o incompleta para influir en la opinión pública, ha desempeñado un papel central. Los gobiernos, las empresas farmacéuticas y los medios de comunicación han repetido constantemente la frase “las vacunas salvaron millones de vidas”, sin proporcionar el contexto necesario para evaluar críticamente esta afirmación.
La afirmación de que las vacunas contra la covid han salvado millones de vidas merece un escrutinio cuidadoso, porque se ha presentado de manera unilateral y sin un análisis crítico adecuado.
Se han utilizado técnicas de comunicación que apelan al miedo y a la urgencia para fomentar la aceptación masiva de las vacunas. Campañas publicitarias, el uso de testimonios emocionales y la censura de voces críticas han sido herramientas clave en este proceso. El Tribunal Constitucional de Costa Rica dictaminó que silenciar a los médicos y científicos que cuestionaban el discurso era inconstitucional porque creaba la ilusión de consenso, cuando en realidad se trataba de censura previa algo que está prohibido en todas las democracias modernas, (véase el artículo de disecciona la sentencia y prohíbe a los colegios de médicos censurar a médicos disidentes). La historia nos muestra que estas tácticas no son nuevas. Durante otras crisis de salud pública, desde la polio hasta la gripe H1N1, se han utilizado discursos similares para promover intervenciones que luego resultaron mucho menos efectivas de lo que se había prometido inicialmente.
Alternativas a considerar
Necesitamos repensar cómo evaluamos el éxito de las intervenciones médicas. En lugar de confiar ciegamente en modelos matemáticos y narrativas promovidas por intereses corporativos, deberíamos centrarnos en datos reales, estudios independientes y una comprensión más amplia de la salud pública.
También deberíamos recordar que las medidas no farmacológicas, como una mejor atención médica temprana, la promoción de la salud general y la comprensión de los patrones evolutivos de los virus, deben desempeñar un papel crucial en la salud pública.
Desde los albores de la civilización europea, las pandemias han ocupado un lugar central en la narrativa histórica y cultural. Sin embargo, este papel no se ha debido necesariamente a que representaran una amenaza inminente, sino más bien al poder que han conferido a las instituciones políticas, religiosas y médicas para moldear el comportamiento de las masas a través del miedo. Las cifras, basadas en estimaciones ambiguas, se han reinterpretado a lo largo de los siglos para crear un arquetipo del terror epidémico. En realidad, muchas regiones de Europa se vieron menos afectadas de lo que se creía ya en el siglo XIV, y las narrativas alarmistas sirvieron para justificar medidas autoritarias como cuarentenas, cierres de mercados y restricciones a la movilidad, que reforzaron el poder del Estado en un momento de crisis económica y política.
En el siglo XXI, el pánico epidémico no ha desaparecido. Durante la era del Covid, las políticas de confinamiento, los pasaportes sanitarios y la vacunación masiva reprodujeron este patrón histórico. Aunque se presentaron como una respuesta basada en evidencia científica, estas medidas reflejaban intereses políticos y económicos profundamente entrelazados con la industria farmacéutica. En muchos casos, las medidas implementadas, como la cuarentena masiva, la fumigación indiscriminada, las mascarillas incluso al aire libre o en el campo, no solo carecían de evidencia sólida, sino que empeoraron las condiciones de vida de las clases populares.
El miedo a las epidemias no solo distorsiona la percepción pública de la enfermedad, sino que crea un terreno fértil para la explotación económica. La introducción de vacunas y medicamentos específicos, o de antivirales modernos, ha estado marcada por controversias que cuestionan su eficacia y hasta qué punto las empresas farmacéuticas priorizan el lucro sobre la salud pública.
Históricamente, muchos médicos y farmacéuticos han actuado como agentes del sistema, no como defensores del bienestar del paciente. Desde la antigua Grecia hasta la crisis del coronavirus, la medicina ha estado condicionada por las necesidades de las élites económicas y políticas. En la Europa del Renacimiento, la medicina galénica justificaba la intervención del Estado en asuntos de salud privados, sentando precedentes para el control de los cuerpos individuales y colectivos. Las teorías de los humores, aunque obsoletas desde una perspectiva moderna, proporcionaban un marco que permitía a los médicos intervenir en nombre del equilibrio social y político, consolidando así su papel como intermediarios del poder estatal.
En lugar de priorizar el bienestar del paciente, estas prácticas a menudo servían para reforzar las jerarquías sociales y económicas, perpetuando la idea de que la enfermedad era un problema moral o divino que requería una supervisión externa. Durante la peste en Venecia en el siglo XIV, los "lazzaretti" (instalaciones de aislamiento) no solo sirvieron para contener la enfermedad, sino también para controlar a las poblaciones marginales y reforzar el poder de las autoridades locales.
Con la llegada de la era moderna, la ciencia médica empezó a revestirse de una supuesta objetividad que era más un disfraz que una realidad. Las instituciones médicas, como las academias y los hospitales, se convirtieron en extensiones del Estado y de los intereses económicos de las élites. Durante la Revolución Industrial, la enfermedad pasó a ser vista como una amenaza a la productividad y las intervenciones médicas se centraron más en garantizar la capacidad laboral de las masas que en tratar sus condiciones de vida subyacentes.
Las pandemias como pretextos: Exageración y crisis prefabricadas
A lo largo de los siglos, muchas pandemias se han presentado como amenazas globales apocalípticas, cuando en realidad su impacto era más limitado y a menudo amplificado por intereses políticos y económicos. Un caso emblemático fue la gripe española de 1918, cuyos niveles de mortalidad pudieron inflarse en muchos registros, en parte debido a la confusión entre las muertes causadas por la gripe y las causadas por las condiciones de posguerra, como la desnutrición y las infecciones secundarias.
En el siglo XXI, la era Covid nos ha enseñado cómo los modelos matemáticos de predicción de la mortalidad, cuyos márgenes de error eran enormes, se utilizaron para justificar medidas draconianas. El doctor Neil Ferguson, del Imperial College de Londres, predijo desestimando la inmunidad natural o adaptiva del ser humano y utilizando modelos matemáticos que, sin confinamientos estrictos, podrían producirse millones de muertes en países como Estados Unidos o el Reino Unido. Su informe del 16 de marzo de 2020 estimó que sin medidas como confinamientos masivos y cuarentenas, el Covid causaría más 2,2 millones de muertes en EE. UU. y 500.000 en el Reino Unido. Este modelo influyó significativamente en la adopción de políticas de confinamiento en muchos países.
En retrospectiva, los datos sugieren que la mayoría de estas políticas aplicadas a personas sanas fueron desproporcionadas en relación con el impacto real del Covid en la mayoría de las poblaciones. Esto plantea una pregunta crucial: ¿estamos ante pandemias reales o crisis construidas?
Con el auge de la industria farmacéutica en el siglo XX, la narrativa médica comenzó a alinearse aún más con los intereses económicos. Las vacunas y los medicamentos, que inicialmente prometían avances revolucionarios, pronto se convirtieron en productos de mercado. Las compañías farmacéuticas como Bayer, Roche y Pfizer desempeñaron un papel central en este cambio, promoviendo tratamientos que a menudo se vendían más como soluciones milagrosas que como intervenciones basadas en evidencia rigurosa.
Durante la era del Covid, este fenómeno alcanzó su clímax. Las vacunas desarrolladas a velocidades sin precedentes se presentaron como la única salida, mientras que las preocupaciones sobre sus efectos secundarios y la falta de transparencia en los ensayos clínicos se restaron importancia. Este patrón no es nuevo; la misma dinámica se observó con medicamentos como el Tamiflu durante la pandemia de gripe H1N1 en 2009, cuyos beneficios fueron cuestionados posteriormente por estudios independientes, como los de la vacuna Pandemrix que causaba narcolepsia.
El informe del Congreso sugiere que el confinamiento masivo implementado durante la era del Covid refleja este mismo patrón. Aunque justificado como una medida de salud pública, sus efectos negativos sobre las economías, las libertades individuales y la salud mental fueron devastadores, especialmente para las poblaciones más vulnerables. Estas políticas se implementaron con poca evidencia científica inicial, y revisiones posteriores han puesto en tela de juicio su efectividad en comparación con estrategias alternativas menos restrictivas, como he estado defendiendo desde el 14 de marzo de 2020.
Los confinamientos y las cuarentenas son medidas físicas, pero también simbólicas. Sirven para demostrar a las poblaciones que el poder del Estado puede imponerse en cualquier momento, suspendiendo derechos fundamentales bajo el pretexto del "bien común".
Los conflictos de intereses entre médicos, investigadores y la industria farmacéutica están ampliamente documentados. Desde la promoción de medicamentos innecesarios hasta la medicalización de condiciones normales, la profesión médica ha sido cómplice de un sistema que convierte la salud en un producto y al paciente en un cliente. Basta recordar el caso de sobornos de Novartis en Grecia, en el que se alega que la farmacéutica pagó a unos 4.000 médicos y funcionarios para promocionar sus medicamentos y manipular los precios entre 2000 y 2015. Los periodistas que investigaron y publicaron sobre este escándalo enfrentaron cargos legales durante años, pero finalmente fueron absueltos por el Tribunal Supremo griego, que reconoció la veracidad de la información tras la presión de la Unión Europea para proteger la libertad de prensa.
La “otra cara de la moneda” discrepancias y sesgos en el análisis de Maldita Ciencia sobre el Informe del Congreso de EE.UU.
El artículo publicado por Maldita Ciencia titulado “Qué dice el informe del Congreso de Estados Unidos sobre la pandemia” presenta una evaluación del informe del subcomité de la Cámara de Representantes. No obstante, su análisis contiene varias inconsistencias, sesgos implícitos y omisiones que debo o señalar.
Sesgo de deslegitimación: Cuestionar la validez científica del informe
El artículo de Maldita Ciencia enfatiza reiteradamente que el informe del Congreso “no tiene propósito ni validez científica” porque no cumple con estándares académicos como la revisión por pares. Tal afirmación ignora el contexto y el propósito del documento: no se trata de un trabajo académico, sino de una evaluación basada en entrevistas, audiencias y revisión documental.
El hecho de que no pase por revisión por pares no descalifica automáticamente sus conclusiones. Muchos informes gubernamentales, incluidos los relacionados con crisis sanitarias, son herramientas legítimas para extraer lecciones y señalar problemas estructurales. Devaluar el informe por no ser "académico" omite su utilidad política y social.
Sesgo de autoridad académica, únicamente asume que solo las publicaciones revisadas por pares son válidas para evaluar la realidad científica, dejando de lado el valor de otras metodologías.
2. Contradicciones en la posición sobre el origen del covid
El artículo afirma que el informe concluye que el sars-cov-2 "probablemente surgió de una fuga de laboratorio", pero Maldita Ciencia lo desmiente afirmando que la evidencia científica sigue apoyando abrumadoramente un origen zoonótico. Aquí se ignora una cuestión clave: no hay, hasta la fecha, confirmación definitiva de ninguna de las hipótesis.
Mientras Maldita Ciencia desestima la posibilidad del escape de laboratorio como una teoría sin fundamento, en realidad, esta hipótesis es reconocida incluso por organismos internacionales como plausible y digna de investigación. Descartarla prematuramente demuestra sesgo de confirmación al privilegiar una hipótesis sin pruebas concluyentes.
3. Críticas al uso de mascarillas: omisiones relevantes
El artículo de Maldita Ciencia omite mencionar que el informe subraya la falta de datos sólidos utilizados para respaldar las políticas de uso generalizado de mascarillas en interiores en las etapas iniciales de la pandemia. Maldita Ciencia, aunque critica la conclusión del informe, no aborda los estudios contradictorios sobre la eficacia de las mascarillas en diferentes contextos (interiores vs. exteriores), lo que podría haber proporcionado una visión más equilibrada.
El artículo no aborda la falta de transparencia en la comunicación pública sobre sus limitaciones en exteriores. Este vacío en el análisis refuerza un sesgo de omisión, al excluir las críticas legítimas a la implementación y justificación de políticas en contextos poco efectivos.
4. Distanciamiento social: una evaluación incompleta
El informe del Congreso considera que la recomendación de distanciamiento social (los famosos "seis pies" “dos metros” “Metro y medio” dependiendo del país) fue arbitraria y no basada en evidencia sólida. Maldita Ciencia desestima esta conclusión al no profundizar en la base científica de esta medida ni en los antecedentes de cómo se estableció. Se limita a decir que fue una recomendación para proteger a la población sin evaluar los errores en su implementación.
Diversos estudios posteriores a la implementación de la distancia social han cuestionado la precisión de esta cifra (1.80 metros) como medida universal. Al no mencionar estas críticas, el artículo refuerza un sesgo de confirmación, defendiendo la política sin explorar posibles alternativas o fallos metodológicos en su definición.
5. Confinamientos: impacto subestimado
Maldita Ciencia describe los confinamientos como una medida que, aunque dañina, era necesaria para frenar la propagación del virus. Sin embargo, no menciona el consenso emergente sobre los efectos colaterales de estas medidas, incluidos los daños económicos, sociales y psicológicos, especialmente en las comunidades vulnerables.
El informe del Congreso destaca que los confinamientos prolongados tuvieron un "impacto inconmensurable" en la salud mental y la economía, algo que estudios independientes también han respaldado. La insistencia de Maldita Ciencia en justificar estas medidas sin reconocer sus consecuencias adversas demuestra un sesgo de proporcionalidad, al minimizar el daño en favor de un beneficio incierto.
6. Las vacunas: contradicciones ignoradas
El informe del Congreso presenta críticas a los mandatos de vacunación, argumentando que no impedían la transmisión del virus y señalando la aceleración de su aprobación como potencialmente peligrosa. Maldita Ciencia desestima estas críticas al destacar los beneficios de las vacunas en la reducción de hospitalizaciones y muertes, pero ignora las contradicciones inherentes en su análisis.
El artículo no aborda la falta de comunicación clara sobre sus limitaciones (como la transmisión). Además, la crítica sobre la rápida aprobación es un llamado a mejorar los estándares regulatorios, estudios de mediano y largo plazo de efectos adversos. Ignorar estos matices refuerza un sesgo de simplificación, al presentar cualquier cuestionamiento como un ataque generalizado a la vacunación.
7. Desacreditación política: un argumento sesgado
Maldita Ciencia subraya que el informe fue liderado por una mayoría republicana en el subcomité, en realidad eran 7 del partido republicano y 5 del partido demócrata, insinuando que las conclusiones podrían estar politizadas. Se puede considerar el contexto político, pero su crítica no aborda la posibilidad de que las conclusiones sean válidas independientemente de su origen.
Reducir el contenido del informe a una cuestión partidista es un sesgo de origen, que desestima el mensaje basándose únicamente en quién lo emite, en lugar de evaluar los datos y argumentos presentados.
Intentar desacreditar el informe con juicios que no se basan en los méritos intrínsecos de lo producido, sino en el contexto o las personas detrás de su creación es un fenómeno conocido como falacia genética, que es un error lógico que desestima o valida algo únicamente por su origen. Un caso frecuente en los verificadores de hechos se da cuando se rechazan artículos porque sus creadores o parte de ellos no están de acuerdo con el verificador.
El informe del Congreso fue creado por un equipo de 12 personas. De esos 12, siete republicanos tienen posiciones ideológicas, valores o trayectorias que no coinciden con la ciencia maldita. En lugar de analizar objetivamente el resultado final, la ciencia maldita decide desestimar el trabajo en su totalidad basándose únicamente en la presencia de esos siete individuos. Aquí es donde entra en juego la falacia genética: el juicio no se centra en lo que representa o logra el informe, sino en quiénes participaron en su creación. Este tipo de razonamiento tiene implicaciones significativas, tanto a nivel lógico como ético:
La Trampa del Origen: Un Juicio Sesgado La falacia genética se basa en la idea errónea de que el valor de algo puede ser reducido exclusivamente a su origen. En este caso, el origen está representado por los creadores. Sin embargo, este razonamiento ignora que una obra colaborativa es más que la suma de sus partes. Las contribuciones individuales pueden ser diversas y complementarias, y el producto final puede trascender las diferencias ideológicas o personales de quienes lo hicieron posible.
El Sesgo Endogrupal: Afinidad vs. Calidad. Este tipo de rechazo también puede estar influido por el sesgo endogrupal, que lleva a valorar más positivamente a quienes comparten ideas o pertenencias a un partido y a desconfiar automáticamente de quienes forman el frupo de los republicanos. En este caso, los siete republicanos “no alineados" con maldita, son vistas como una amenaza o un motivo suficiente para invalidar todo el esfuerzo colectivo. Este sesgo reduce la capacidad crítica y fomenta una visión polarizada del mundo. Esto no solo empobrece el debate cultural e intelectual, sino que también refuerza divisiones innecesarias.
El valor del informe debería evaluarse desde su impacto y contenido, no desde quiénes participaron en el.
Maldita no analiza los méritos intrínsecos: ¿El informe cumple con su propósito? ¿Es innovador? ¿Aporta algo valioso? Estas preguntas son las que deben guiar nuestro juicio.
Cuestionar los prejuicios: Reflexionar sobre por qué quieren que rechacemos el informe puede ayudarnos a identificar si estamos siendo justos o si estamos dejando que nuestras afinidades personales nublen nuestro juicio.
Conexión Falsa: Algunas de las manifestaciones que hace maldita no reflejan con precisión el contenido del informe, lo que genera malentendidos y perpetúa la desinformación.
Polarización y Sesgos: maldita ciencia en realidad presenta una ausencia de argumentos sustantivos que pretenden reforzar narrativas ideológicas al apelar a emociones o creencias preexistentes, especialmente en temas políticos, fomentando divisiones y desinformación.
8. Falta de autocrítica mediática
El informe critica el papel de los medios de comunicación como vehículo para reforzar las narrativas oficiales, lo que ha generado desconfianza ciudadana. Maldita Ciencia, como parte de este ecosistema mediático, no aborda estas críticas ni reflexiona sobre su propio papel en la promoción de ciertas narrativas durante la era del Covid.
Este silencio constituye un sesgo de auto exoneración, al evitar cuestionar su posición como actor relevante en la difusión de información potencialmente limitada o sesgada.
Un análisis insuficiente y polarizado
El artículo de Maldita Ciencia presenta múltiples sesgos que limitan su capacidad de ofrecer una visión equilibrada. Al desestimar las críticas legítimas y omitir matices importantes, refuerza una narrativa binaria en la que cualquier cuestionamiento de las políticas adoptadas se interpreta como negacionismo o desinformación.
Para fomentar un debate genuino, es necesario superar estas limitaciones y abordar las difíciles preguntas que plantea el informe con rigor y apertura. Por motivos como los reseñados Mark Zuckenberg ha decidido prescindir de los Fact Checkers, o verificadores de la verdad en español. Zuckerberg anunció cambios significativos en Meta, enfocándose en la libertad de expresión en Facebook, Instagram y Threads. Introduce "Community Notes" para que los usuarios verifiquen la información en lugar de verificadores de datos. Meta va a depender cada vez más de los usuarios para la moderación. Los cambios buscan mejorar la relación con Donald Trump y favorecer un ambiente menos moderado en las plataformas. Al eliminar la asociación con verificadores de hechos externos, adopta un enfoque similar al de Elon Musk con X (antes Twitter).
La historia, desde la gripe española hasta la era del Covid, nos enseña que el miedo y la propaganda han jugado a menudo un papel tan importante como las intervenciones médicas.
El informe del Congreso de Estados Unidos deja muy claro que la próxima vez que nos digan que "lo principal es el pánico", deberíamos detenernos y preguntarnos: ¿quién se beneficia de este miedo?
Más allá de la propaganda, la otra cara de la historia: Lo que hemos aprendido de la era covid-
· El informe del Congreso de EE.UU. sobre la pandemia tiene aspectos valiosos, pero no es infalible.
Aunque el informe identifica problemas reales como la censura y el manejo deficiente de la pandemia, sus conclusiones deben ser cuestionadas con rigor.
· La afirmación de que las vacunas COVID-19 salvaron millones de vidas no está respaldada por datos concluyentes.
Dicha afirmación se basa en modelos matemáticos con supuestos discutibles, ignorando factores como la evolución natural de los virus y la supervivencia de millones de no vacunados sin complicaciones graves.
La evolución natural de los virus explica el descenso en la mortalidad.
Los virus tienden a volverse menos letales con el tiempo, como se observó con la gripe española, donde la mortalidad disminuyó significativamente sin vacunas en el segundo año.Los efectos adversos graves de las vacunas han sido minimizados.
Desde mi experiencia médica, he atendido numerosos casos de efectos adversos serios tras la vacunación, mientras que los pacientes no vacunados no han presentado problemas similares, una realidad que debe incluirse en el debate público.La propaganda ha moldeado la narrativa dominante sobre las vacunas.
Los gobiernos, la industria farmacéutica y los medios han repetido sin cuestionar la idea de que la OMS o las vacunas son la única salvación posible, utilizando el miedo y la censura para limitar el debate crítico.· Los fact-checkers no son neutrales ni confiables.
En muchos casos, los verificadores de hechos han actuado con sesgos políticos, censurando voces legítimas y contribuyendo al descontento público con la información oficial.La decisión de Zuckerberg de reemplazar los fact-checkers por Community Notes marca un cambio importante.
Zuckerberg reconoció que los fact-checkers eran políticamente parciales y dañaron la confianza pública, por lo que ha apostado por un enfoque basado en la colaboración comunitaria.La censura durante la pandemia fue un error que erosionó la confianza.
Restringir el debate y silenciar a expertos médicos especialistas y científicos que someten la ciencia a la falsabilidad y la razón crítica, limitó el aprendizaje colectivo y fomentó un clima de desconfianza hacia las instituciones sanitarias.El enfoque en las vacunas como única solución ignoró estrategias complementarias.
Medidas no farmacológicas, atención médica temprana y el fortalecimiento del sistema inmunológico se dejaron de lado en favor de una narrativa centrada exclusivamente en las vacunas.Cuestionar las narrativas dominantes no es anti-ciencia, sino pro-ciencia.
La ciencia avanza al cuestionar dogmas y al promover el debate abierto. Es esencial mantener una actitud crítica hacia cualquier afirmación que no sea respaldada por datos sólidos e independientes.
Cuestionar la narrativa impuesta por la fuerza, mediante la censura previa a médicos y científicos, es una llamada a un debate honesto y a una evaluación equilibrada de los datos. Solo así se podrá construir un sistema de salud pública que verdaderamente priorice el bienestar de las personas por encima de los intereses políticos o corporativos. Porque lo cierto es que la ciencia no avanza aceptando dogmas, sino cuestionándolos. De este modo, podremos avanzar hacia políticas de salud pública más éticas, efectivas y basadas en evidencia sólida.
REFERENCIAS
Informe Completo del Congreso de EEUU sobre la pandemia Covid ( versión original en inglés)
Pfizer did not know whether Covid vaccine stopped transmission before rollout (Pfizer no sabía si la vacuna contra el Covid detenía la transmisión antes de su lanzamiento)
Pfizer reconoce ante Parlamento Europeo que vacuna Covid-19 no previene la transmisión
Grecia reclama millones de euros a Novartis por presunta corrupción https://www.swissinfo.ch/spa/grecia-reclama-millones-de-euros-a-novartis-por-presunta-corrupci%C3%B3n/43894520
BOE-A-2022-2923 Pleno. Sentencia 8/2022, de 27 de enero de ... https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2022-2923
Novartis, demandada por soborno en Grecia - ConSalud.es https://www.consalud.es/salud35/internacional/novartis-demandada-por-soborno-en-grecia_116675_102.html
Novartis se enfrenta a una demanda por soborno en Grecia https://www.consalud.es/salud35/internacional/novartis-lio-con-gobierno-griego-por-demanda-soborno_114786_102.html
Novartis se enfrenta a una demanda por soborno en Grecia https://www.saludyfarmacos.org/lang/es/boletin-farmacos/boletines/ago202204/88_no
Manifiesto Medicos por la Verdad https://x.com/DoctoraPrego/status/1874926250478748135
MANIFIESTO DE MÉDICOS POR LA VERDAD. ¡Alto a la Coacción! Médicos por la Verdad exigimos la suspensión inmediata de las llamadas "vacunas" covid https://nataliaprego.substack.com/p/manifiesto-de-medicos-por-la-verdad
El Tribunal Constitucional de Costa Rica prohíbe a los colegios de médicos censurar a médicos disidentes o profesionales de la salud bajo el pretexto de combatir la desinformación. El Colegio de Médicos pierde ante el Tribunal Constitucional, recibe un duro revés y pierde la batalla legal.
https://nataliaprego.substack.com/p/el-tribunal-constitucional-de-costa
Falacia Genética - The Thinkers House - Blog de pensamiento crítico https://thethinkers.house/es/falacia-genetica/
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